Comentario

Las vanguardias clásicas rompieron con el concepto tradicional del arte, destinado al elogio al poder establecido y decidieron crear un arte con valor de uso, quisieron que cada acto, cada objeto de la vida cotidiana de las gentes del pueblo fuera una obra de arte. Para ello bucearon en la sencilla geometría de las artesanías populares, en el esquematismo del arte primitivo, en la esencialidad del arte oriental –esencialidad destilada durante milenios de observación de la naturaleza y abstracción de lo superfluo, para representar con un trazo un pájaro, con diecisiete sílabas el contraste de un pensamiento profundo y una instantánea fotográfica. Minimalismos avant la letre y procesos esenciales en el quehacer matemático.

Amparo no ha necesitado dar ese rodeo para llegar a sus deliciosos batiks. Son orientales porque oriental es su técnica, son manifestaciones de un espíritu zen porque esa es la filosofía personal de Amparo, son minimalistas porque así es su experiencia vital. Su obra es vanguardista desde la retaguardia de su intimidad sutil. No necesita ningún manifiesto de salvación porque no ha sido contaminada.

Los batiks de Amparo Dols nos hablan de tardes de verano, bajo una fresca sombra, con un retal de tela en la mano y una aguja que diseña vainicas, o del atardecer otoñal paseando sobre un tapiz de hojas de plátano con todas las tonalidades del ocre y la música crujiente arrancada a las hojas secas por unos pies infantiles, o de la brisa que riza la mar i la arena, o de las fuertes ráfagas de viento que van a bañarse en el sol del ocaso, o del tiempo suspendido en el interior de una sala en penumbra, con un solo filo de la ventana abierto, para observar el estallido del sol veraniego que permite disfrutar más, por contraste, del recogimiento y la armonía con la serenidad interior.

Sencillez femenina en los materiales: mucha tela, papel, cartón, varillas de madera ligera, sedas; en los trazos, aleteos de mariposas; en la presentación, marcos unificados con el lienzo, elegidos con la delicadeza con que se selecciona el envoltorio de una labor delicadísima; el arrugado natural de la técnica del batik, es trascendido por Amparo, que le superpone plegados topológicos para no herir la tela con cortes agresivos. Este trabajo queda patente en su obra El Kimono, un auténtico origami realizado en tela teñida según la técnica del batik y con el color de la noche, sobre el que las lágrimas de “Madama Butterfly” interpretarán el papel de las estrellas, en la noche amarga de los amores imposibles.

Xaro Nomdedeu