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43. (Noviembre 2010) El otro Einstein, de Andrés Roemer
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Lunes 01 de Noviembre de 2010

El otro Einstein, de Andrés Roemer

La portada del libro[1] y el cartel de la obra[2]

1. Presentación de la obra de teatro

Albert Einstein, científico, humanista, pacifista, genio extraordinario, es conocido por todos. Pero más allá de las fórmulas matemáticas y las teorías que lo hicieron inmortal, hay también un ser humano, poliédrico, contradictorio y paradójico.

En ‘El otro Einstein’, su primera mujer Mileva Maric, su secretaria Helen Dukas y su segunda esposa, Elsa Einstein, realizan, desde el amor, el resentimiento y la lealtad, una auténtica autopsia emocional del científico, poniendo al descubierto el ser humano que sufre, lastima, odia y ama, así como sus secretos más íntimos.

La obra va más allá de la anécdota e invita al público a cuestionarse sobre sí mismo; a buscar en su interior las luces y las sombras de su personalidad, a descubrir el gemelo oscuro que llevamos dentro. [...]

El otro Einstein, de Andrés Roemer

De izquierda a derecha: Mileva Maric, Elsa Löventhal y Helen Dukas

En el argumento de la obra, la Revista Time va a designar al científico judeoalemán Albert Einstein como ‘Personaje del Siglo XX’ y para fundamentar y enriquecer la propuesta ha convocado a una entrevista a la que fue su secretaria Helen Dukas, a su primera mujer Mileva Maric y a su segunda esposa Elsa Einstein.

En la sala de espera las tres mujeres hablan de sus recuerdos y percepciones sobre el personaje, afloran las tensiones existentes entre ellas, las rencillas, los reproches. Pero no se refieren al científico conocido y valorado por todos, sino a Albert Einstein hombre, a su actitud ante la vida, a sus amores, sus miedos y temores, sus manías. En suma, al hombre de carne y hueso, a un ser poliédrico, provocador, seductor, dubitativo y humano.

El otro Einstein, de Andrés Roemer

Mientras, un violinista interpreta en directo la música preferida del científico y en una gran pantalla se muestran secuencias de la vida de Einstein.

2. El autor y su texto

El autor de El otro Einstein es el economista, politólogo y periodista mexicano Andrés Roemer, escritor polifacético y creador de multitud de programas para la televisión. En 2009, Roemer recibió por esta obra el Premio Emilio Carballido –concedido por la Asociación de Periodistas Teatrales de México– al Mejor Autor Nacional.

Roemer comienza su texto con un prólogo en el que explica sus razones para elegir este otro Einstein (1879-1955), encabezado por esta preciosa cita de Rodolfo Usigli:

Un país sin teatro es un país sin espejos.

En el preludio de la obra se nos presenta a las tres mujeres protagonistas, situadas de frente al público y recordando:

  • su primera esposa, la matemática Mileva Maric (1875-1948), que reflexiona sobre el mito de Albert Einstein que ella misma ayudó a construir.

Mileva y Albert Einstein, 1911

Mileva y Albert Einstein, 1911

  • su segunda esposa Elsa Löventhal (1876-1936), que se lamenta de la actitud de Mileva a la que acusa de no haber amado nunca a Albert Einstein.

Elsa y Albert Einstein, 1922

Elsa y Albert Einstein, 1922

  • su fiel secretaria Helen Dukas (1896-1982), que apela a la responsabilidad para intentar que Einstein sea nombrado Hombre del Siglo XX por la revista Time.

Albert Einstein y Helen, 1933

Albert Einstein y Helen, 1933

Comienza la obra con Elsa y Helen en la sala de espera de la revista Time aguardando la llegada de Mileva. Se percibe ya desde el principio la enemistad entre Mileva y Elsa, que reprocha a la matemática su costumbre de ‘hacerse notar’. La revista Time debe elegir entre Mahatma Gandhi y Albert Einstein como Hombre del Siglo XX, y las tres mujeres están allí reunidas para defender la candidatura del físico. Mileva no está de acuerdo con la elección de las otras dos, a las que –por no ser científicas– considera incapaces de defender el impacto de la obra de Einstein. Helen –que comenta que las evaluaciones científicas se estaban ya realizando en diferentes universidades– cita el motivo que le dio el editor de Time:

A ustedes las convocamos para conocer al ser humano; a quien no se le conoce por sus publicaciones científicas y reconocimientos públicos, sino al que descubrimos por sus andanzas y sentires  privados.

Mileva se lamenta de no haber sido citada en el otro foro –en el científico– como coautora de los principales ensayos de Einstein. En esta reunión, las preguntas de la revista Time se centran en la figura del científico en su faceta de padre, esposo y como hijo y amigo.

Elsa –con ánimo de molestar a Mileva– aborda enseguida el tema de Lieserl, la hija que  Einstein y su primera esposa tuvieron antes de casarse y que fue dada en adopción. La segunda esposa del físico aprovecha para atacar a Mileva a la que acusa de haber abandonado a su hija. Mileva, a su vez, culpa a Einstein de haberse desentendido de Lieserl, y alude a los rumores de existencia de otros hijos de Einstein nacidos fuera de sus matrimonios.

Continúa la disputa entre las dos mujeres –con Helen intentando apaciguarlas para poder realizar la entrevista con la delicadeza que ella desea– donde se alude a la debilidad de Einstein por las mujeres, a sus numerosos adulterios y engaños, incluso con Ilsa, hija de un anterior matrimonio de Elsa.

El comportamiento de Einstein con sus dos hijos –fundamentalmente con Eduard, diagnosticado de esquizofrenia con 22 años– es otro de los temas que las mujeres comentan durante su espera para la entrevista de la revista Time. Mileva se lamenta de cómo Einstein desatendió a Eduard y cómo éste le odiaba profundamente, mientras las otras dos mujeres le recuerdan –defendiendo al científico– que su hijo padecía un problema congénito, de curación imposible. Mileva incluso comenta con dolor como Einstein consiguió separar a su hijo mayor Hans Albert –asentado en Estados Unidos– de su hermano enfermo y su madre que residían en Suiza.

Helen –su fiel y cómplice secretaria– defiende sin cesar el buen nombre de Einstein, mientras sus dos esposas se atacan a veces con crueldad, en otras ocasiones llegan casi a mostrarse simpatía. A la vez heridas por lo que Einstein les hizo y admiradas por la figura del genio, asoma una complicada mezcla de sentimientos encontrados.

El otro Einstein, de Andrés Roemer

Ya al final de la obra, cada una de ellas resume:

HELEN: La verdadera historia es que el doctor Einstein fue un hombre de contradicciones admirables, y no había que robarle el cerebro para saberlo; bastaba el hecho de convivir con él.

ELSA: Por supuesto, fue un pacifista que persuadió a Roosevelt a crear la bomba atómica y después persuadió al mismo Presidente para impedirle accionarla.

MILEVA: Fue un padre ausente, que destinaba gran parte de su tiempo a entretener y ayudar a otros niños.

Y cae el telón, mientras los responsables de la revista Time insisten en lo que quieren saber de Einstein a través de las tres mujeres:

... no el gran genio científico; sino el ser humano: el esposo, el padre, el amante,... el otro.

 

Notas:

[1] Andrés Roemer, El otro Einstein, Ed. Miguel Ángel Porrúa, México, 2008

[2] Puede verse información completa de El otro Einstein en Facebook

 

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