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68. El enigma Majorana
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Escrito por Alfonso Jesús Población Sáez   
Jueves 08 de Marzo de 2012

Continuamos sacando gusto a las integrales en un interesante film, inédito en España, que plantea además el siempre espinoso asunto de la ética en la investigación científica.

A lo largo de todo el tiempo que venimos analizando la relación entre cine y matemáticas (estas reseñas, libro Las Matemáticas en el Cine, conferencias), hemos indicado que las biografías de matemáticos (y por extensión, de científicos en general) son escasas, y en muchas ocasiones, bastante subjetivas. Uno de los países que más y mejores producciones cinematográficas tiene en este sentido es Italia. No es casualidad que en este asunto tenga mucho que ver la existencia de cadenas de televisión que han apostado por la difusión de la cultura (cierto es que suele ser de “su” propia cultura, y en muchos casos con propósitos no demasiado loables, pero ¿qué país no lo hace en mayor o menor medida?) y de sus personajes ilustres. En estas situaciones es donde podemos distinguir claramente a realizadores que cumplen con su trabajo de mera propaganda de aquellos que finalmente logran excelentes películas, mostrando su independencia e incluso acaban siendo críticos y fieles a su forma de pensar y a su trayectoria profesional.

Desgraciadamente, también venimos indicando cómo estas producciones no se exhiben, o lo hacen de forma muy reducida, fuera de sus fronteras. El papel de los festivales y muestras de cine juega entonces un papel esencial para acceder a este tipo de películas. Muchos amantes del buen cine esperábamos que el DVD corrigiera estas carencias, y aunque lo ha hecho en parte, sobre todo al principio de su lanzamiento, no ha cumplido plenamente ese objetivo, plegándose al interés económico y comercial.

Este mes presentamos una magnífica película, diría incluso que además una película bella, que recientemente (en la pasada Semana de la Ciencia, los días 16 y 17 de noviembre de 2011) ha programado la Filmoteca de Catalunya en un ciclo sobre Cine y Ciencia (2 + 2 = ciència i cinema). Que yo sepa nunca antes se ha proyectado en nuestro país, y sería bueno, como digo, poder acceder a ella (en Internet sólo se pueden ver algunas escenas en enlaces que más abajo indicaré).

La globalización norteamericana (en el cine es notoria) nos ha convencido durante mucho tiempo de que los EE. UU. “salvaron” al mundo gracias a que se adelantaron a los nazis a la hora de construir la bomba atómica, hemos visto varias películas sobre el denominado proyecto Manhattan, pero hubo también científicos en otros lugares del planeta que pusieron su granito de arena en el estudio de la estructura nuclear del átomo. Sobre uno de estos grupos, y sobre todo, haciendo una reflexión sobre los riesgos que finalmente padecemos (la amenaza nuclear hoy es más real que nunca) trata:

El enigma MajoranaLOS MUCHACHOS DE VIA PANISPERNA

Título Original: I ragazzi di via Panisperna. Nacionalidad: Italia, 1989. Director: Gianni Amelio. Guión: Alessandro Sermoneta, Vincenzo Cerami y Gianni Amelio. Fotografía: Tonino Nardi, en Color. Montaje: Roberto Perpignani. Música: Riz Ortolani. Producción: Conchita Airoldi   y Dino Di Dionisio. Galardones: Mejor Guión en el Festival de Cine de Bari. Duración: 123 min.

Intérpretes: Andrea Prodan (Ettore Majorana), Mario Adorf (Corbino, ministro y decano de la Facultad), Ennio Fantastichini (Enrico Fermi), Laura Morante (Laura, esposa de Enrico Fermi), Virna Lisi (Sra. Majorana, madre de Ettore), Alberto Gimignani (Emilio Segrè), Michele Melega (Franco, ayudante de Fermi), Stefano Antoci (Ettore niño), Lidia Biondi (Secretaria de la universidad), Carlo Boldrini (el portero Umberto), James Braddell (periodista del Times), Giorgio Dal Piaz (Bruno Pontecorvo), Matteo Di Castro (Estudiante), Sabina Guzzanti (Ginestra, novia de Edoardo), Georges Géret (Francese, amigo de Ettore), Peter Hintz (Profesor Tudesco), Cristina Marsillach (prima de Ettore), Eleonora Morabita (Carmelina), Bianca Pesce (monja), Giovanni Romani (Edoardo Amaldi), Valeria Sabel (locutora de EIAR), Nicola Vigilante (Profesor).

Breve sinopsis: Años treinta del siglo XX. El físico Enrico Fermi ha formado un grupo de investigación formado por varios jóvenes de gran talento (Emilio, Bruno, Edoardo y Ettore). Para algunos, la Física no es tema de su interés, pero la persuasión de Fermi y el decano de la Facultad acaba por convencerlos. La película, además de plantear de un modo meridianamente diáfano el objeto de sus investigaciones en física nuclear, echa un vistazo sobre todo a la vida personal de estos jóvenes, sus ansiedades, ilusiones, con una mezcla de delicadeza y patetismo perfectamente interrelacionados. Entre ellos destaca el joven prodigio Ettore Majorana.

Las matemáticas

El enigma MajoranaLa historia se articula fundamentalmente entorno a la relación de Ettore Majorana (1906-1938), un joven genio de las matemáticas puras, con el físico Enrico Fermi (1901 – 1954). En su primer encuentro, Fermi entra en un aula donde este joven se encuentra solo, escribiendo en una pizarra (la escena puede verse aquí). “¿Has probado tú esa solución?”, le pregunta. Ettore se vuelve ligeramente para ver a su interlocutor, y al momento sigue escribiendo, respondiendo “Fue difícil al principio, pero sólo fueron cuentas”. Fermi se sonríe con sorna (¿sólo cuentas?), y le pregunta sobre el tiempo que le llevó resolverlo. “Es verdad que me ha llevado bastante. Estuve toda una noche”, responde el joven. Fermi, con un tono un poco más severo, responde: “A nosotros nos llevó una semana. Y éramos tres”. A continuación le pregunta por sus intereses como estudiante. Hace ingeniería, aunque afirma no apasionarle demasiado, y explica cómo ve las cosas:

En realidad me gustan las matemáticas, pero me fastidia que todo el mundo se aproveche de ellas. Físicos, ingenieros, generales de artillería... El esfuerzo de resolver un problema debería bastar por sí mismo - un cálculo perfecto debería ser inmediatamente destruido.

El enigma MajoranaEn ese instante, después de volver a echar un vistazo a la pizarra, Fermi comienza a borrarla. “¿Qué hace?”, le pregunta Ettore. “Destruyo un cálculo perfecto”, responde. Entonces Fermi le ofrece un libro, y le pide que elija lo que quiera. Ettore abre por una página al azar, y se lo devuelve. “No es fácil”, responde, pero claro, para eso es el gran Enrico Fermi, no le queda más remedio que resolver el ejercicio en cuestión, que resulta ser una integral definida. La escribe. Es la siguiente:

El enigma Majorana

Mientras Fermi escribe y llena la pizarra de cuentas, Ettore se sienta de espaldas a él sobre la tarima, y escribe en una pequeña libreta (del tamaño de los post-it, aproximadamente). Cuando la cámara muestra lo que ha escrito, mientras Fermi sigue llenando el encerado, vemos la integral, a continuación x = 2cosht, y directamente la expresión de una primitiva (ver la imagen):

El enigma Majorana

y mentalmente, como en otros momentos de la película, pensativo, acaba escribiendo el resultado: 1,21. Ha terminado mucho antes que Fermi, que sigue llenando la pizarra. Sonríe.

El enigma MajoranaAl poco, Fermi termina y exclama “¡Ya está hecho!” Y recuadra la solución, 1,21. Vemos la pizarra en la imagen, tal y como la haría cualquiera (cualquiera que sepa, por supuesto, que un cambio de variable posible para eliminar la raíz cuadrada es trigonométrico; recuérdense para deducir si necesitamos una razón circular o hiperbólica las identidades sen2x + cos2x = 1, o cosh2xsenh2x = 1). Fermi utiliza el teorema del cambio de variable, etc., etc. Entonces Ettore le lanza el cuadernillo para que compruebe cómo llegó a la misma solución en menor tiempo y necesitando menos espacio.

Si uno se toma la molestia de hacer el cálculo (es pesado, pero “non è difficile”, es un ejercicio de primero de ingeniería; perdón, de grado en ingeniería, aunque tal y como se han pensado estos nuevos estudios (que toman su nombre de una ciudad italiana, precisamente), probablemente ya no la haga nadie, y en el mejor de los casos, se la encomienden al ordenador), comprobará que el resultado de la primitiva (al menos el que me sale a mí) es:

El enigma Majorana ,

que en realidad vale 1.205234942 (y esto último sí lo he hecho con el ordenador). Hay un error en el argumento de la arcotangente, y no sabemos quien es esa misteriosa γ, que por más vueltas que le he dado, no se me ha ocurrido. Pero desde luego, pensando en cómo el cine representa las matemáticas, nada que ver con la integral trivialona de la película española comentada el mes pasado.

Hay más referencias matemáticas en la película (y por supuesto muchas más a la Física), por ejemplo enseñando matemáticas a una niña (la cámara lo muestra con la misma composición que la realizada por Leonardo Da Vinci en el cuadro La última cena) sin más elementos que un cuaderno y un lápiz. Posteriormente indicaremos algo sobre la postura ético-filosófica del personaje en la que esta escena se inscribe perfectamente. En otro momento apasionante, Ettore recuerda un momento de su infancia mediante un flashback: está jugando, y su madre lo llama. Como no hace la menor intención de ir, lo tienen que llevar por la fuerza. El niño, tímido e introvertido, se encuentra frente a un gran salón en el que hay sentados un grupo de amigos de la familia. Su madre (una magnífica Virna Lisi, en su época de madurez interpretativa, fuera ya del rol de rubia florero en que Hollywood la encasilló) lo presenta como un genio de las matemáticas “capaz de realizar mentalmente operaciones de tres y cuatro cifras, multiplicaciones, divisiones, y da siempre la solución exacta”. (La escena completa puede verse en http://www.youtube.com/watch?v=vUz-6r0u__c). El niño se esconde debajo de una mesa. Los invitados comienzan a lanzarle divisiones, sumas, una raíz cuadrada, que Ettore contesta mentalmente casi al instante, hasta que decide dejar de seguirles el juego.

La película

Inicialmente la película fue emitida por televisión con una duración de tres horas. El éxito de audiencia llevó a la productora a estrenarla en salas comerciales, pero reduciendola a sólo dos horas, y considerando las críticas que llegaron desde Italia, esa mutilación se nota, aunque para los que sólo la hemos logrado ver en esa versión, es difícil pensar en cómo sería el original porque esta versión se nos antoja ya magnífica.

Aunque basada en hechos reales, no se trata de una película biográfica, ni de una crónica científica, ni una incursión al mundo universitario y del conocimiento, alternadas con gags más o menos cómicos. Como en el resto de su filmografía (comentada más abajo), el realizador sigue indagando en la compleja relación que, según él, existe entre la figura del padre (aquí, a diferencia de otras de sus películas, no es un padre biológico, sino un padre científico, prácticamente por edad, un hermano mayor) y del hijo. El personaje de Ettore (fenomenalmente interpretado por el actor, compositor y cantante Andrea Prodan) es la personificación del héroe trágico que, a pesar ser consciente de su previsible destino, no traiciona su esencia, su forma de pensar, su propia existencia, y resume todos los personajes de "hijo" presentados hasta ese momento por el realizador Gianni Amelio. Como segundo propósito pretende demostrar que afrontar argumentos de cierto peso (científico e histórico, en este caso) no tiene porqué conllevar a resultados aburridos que provoquen el rechazo del espectador.

El enigma MajoranaLlamando siempre, o casi siempre, a sus protagonistas por su nombre de pila, pretendiendo destacar la persona por encima del científico, la película se sumerge en una atmósfera de época brillantemente ambientada, tanto en lo que se ve como en lo que se intuye. En la escena inicial, un grupo de autoridades, que por diálogos y gestos plasman a la perfección el clima social previo al advenimiento de la Italia fascista, escucha el discurso radiado de Guillermo Marconi ante la Academia de Física. De repente una radio clandestina corta la emisión, anunciando “Italianos, amigos, hoy Marconi ha muerto y con él ha muerto la Física italiana […] en beneficio del progreso y la modernidad”. Observamos a Fermi y a Ettore Majorana escuchando en sus casa la radio: mientras uno está expectante, el segundo, se ríe abiertamente por la gamberrada. El decano de la Facultad, el profesor Corbino, trata de saber qué pasa, le comentan que es una señal muy potente, que los tapa completamente, que probablemente venga de algún país exterior,…, pero el lo tiene claro por sus únicas dos palabras: “Via Panisperna”. Es la forma de presentar la nueva ciencia, la nuclear, que supera la eléctrica, y la forma de presentarnos de golpe, no sólo el tema de la película, sino a sus protagonistas principales.

En la escena comentada al principio, la de la integral, cuando Fermi conoce a Ettore, ya se nos deja claro que Ettore, sin saber que está hablando con el propio Fermi, considera a los talentos reclutados por Fermi, “conejillos de indias”, y es cuando reivindica la pureza de la matemática frente a la aplicabilidad de las ingenierías. Este es el origen de las discusiones entre ambos. Los dos aman la Física y las Matemáticas, pero con concepciones radicalmente distintas: Fermi es pragmático, está fascinado por los descubrimientos que obtiene el grupo en física nuclear, quiere experimentar, avanzar a cualquier precio, “utilizando” a sus cobayas en “pro de la ciencia”, según manifiesta, mientras que Ettore, mas reflexivo, frecuentemente quema los papeles de sus descubrimientos, aterrado por el posible mal uso de dichas investigaciones si son llevadas a la práctica. El choque entre ellos es pues inevitable, y sus destinos muy diferentes. Experimentalismo frente al encanto de la investigación pura, resultados frente a conciencia ética. Este es el argumento fundamental de la película.

¿Y cuál es el enigma?

La llegada del régimen fascista obliga a los protagonistas a tomar decisiones. Fermi (cuya esposa era judía), aunque en principio intenta que la política no afecte a las investigaciones del grupo, decide ser práctico, como siempre y abandonar el país con el pretexto de ir a recoger el Nobel a Suecia (se le echa en cara su plegamiento a la fama y al Amigo” americano). El grupo se desintegra (nunca mejor utilizada la expresión. El 27 de marzo de 1938, en la travesía en barco de Palermo a Nápoles, Ettore Majorana desaparece misteriosamente. Nunca más se supo de él, ni las investigaciones concluyen nada. Se especuló (y se sigue haciendo) con múltiples posibilidades: suicidio (la versión más aceptada, como siempre, recuérdese el caso Alan Turing del que pronto nos ocuparemos), retiro espiritual del mundo a un convento, huida al extranjero, secuestro y asesinato por parte de agentes extranjeros, etc., etc. El caso es que su desaparición fue muy extraña.

La película plantea un final abierto, planteando las múltiples hipótesis que se barajaron de forma sutil e inteligente, con una escena final muy hermosa cinematográficamente hablando. Fermi y su esposa se hallan en la cubierta del barco que los traslada a Suecia en plena noche. Recuerdan a Ettore. La mujer se retira (mujer que por cierto, también tiene cierto peso en la película, pero que no cuento para no alargarme en exceso). Fermi queda solo con su recuerdo y la imagen va superponiendo a Ettore y a Fermi, en la cubierta del barco, con la mirada perdida en el mar, pero cada uno mirando en direcciones opuestas. Hablando de miradas, estas son importantes en toda la película. Ettore cuando habla se dirige muchas fveces directamente a la cámara, como si hablara al espectador, mientras que la mirada de Fermi siempre es lateral, hacía abajo o al resto de personajes.

Desde el punto de vista personal, la película diferencia también claramente la evolución de cada personaje: Fermi incluso en los momentos finales busca con desesperación un bloc de notas y fórmulas, con la etiqueta de "uranio", con nuevas fórmulas y quizá decisivas de Ettore (una especie de testamento científico), mientras Ettore se muestra cada vez más hastiado por una sociedad que lo ha convertido, muy a su pesar, por su inteligencia, en el centro de atención por lo que los demás esperan de él, pero sintiéndose ignorado como persona.

La realidad

El enigma MajoranaLos chicos de Vía Panisperna fueron un grupo de jóvenes científicos liderados por Enrico Fermi. En 1934, en Roma, realizaron el famoso descubrimiento de los neutrones lentos a partir de los cuales se construyó el reactor nuclear, que posteriormente daría lugar a la bomba atómica. El nombre por el que es conocido el grupo proviene de la ubicación del Instituto de Física donde trabajaban, dependiente de la Universidad La Sapienza de Roma, situado en el número 90 de la Vía Panisperna, que tomaba el nombre de un monasterio cercano, San Lorenzo in Panisperna, existente aún actualmente.  Estaba dirigido por Orso Mario Corbino, que además de decano universitario fue ministro y senador. Este Instituto (en la foto), el primero en Italia de este tipo, se inició en 1877 con una partida de cien mil liras, terminándose en 1880. El edificio se construyó en el solar que ocupaba el convento de las Hermanas de Santa Prudenziana, demolido para la ocasión.

Además de Enrico Fermi, el grupo estaba formado por Emilio Segrè (que fue convencido para que abandonara sus estudios de Ingeniería por Franco Rasetti que se incorporó al grupo en 1927), Ettore Majorana (que siguió el consejo de Rasetti y Segrè), Edoardo Amaldi animado por un emotivo discurso de Corbino a los estudiantes, Oscar D'Agostino, Ettore Majorana y Bruno Pontecorvo. Todos eran físicos excepto D'Agostino que era químico.

El enigma MajoranaEn la foto, de izquierda a derecha, Oscar D'Agostino, Emilio Segrè, Edoardo Amaldi, Franco Rasetti y Enrico Fermi, en un patio del Instituto de Física de la Universidad de Roma en 1934.

Las actividades del grupo entre 1927 y 1931 se llevaron a cabo en el campo de la espectroscopía atómica y molecular casi en su totalidad, dado que tenían buena técnica y las herramientas apropiadas. Fermi participaba en los experimentos y la interpretación teórica de los resultados.

Después de conseguir algunos resultados importantes, en 1930 el grupo llegó a la conclusión de que este campo no ofrecía una perspectiva de investigación con futuro y decide incorporarse al estudio de la física nuclear. Rasetti describe esta decisión: Fermi y algunos del grupo consideraban que el futuro de la espectroscopia y más en general, de la física atómica, parecía más bien limitada. Fermi preveía que el interés por el átomo se trasladaría de las partes externas al núcleo.

Su trabajo de investigación incluyó el bombardeo de varias sustancias con neutrones, que se obtenían irradiando berilio con partículas alfa emitidas por el radón, que es un gas fuertemente radiactivo que hace posible la obtención de numerosos elementos radiactivos artificiales estables. Los aspectos teóricos eran trabajados por Ettore Majorana y Fermi, los cuales permitieron comprender la estructura de los núcleos atómicos y las fuerzas que actúan entre ellos, conocidas como fuerzas de Majorana. Entre 1933 y 1934 publicaron la teoría fundamental de la desintegración beta.

Hacia 1938, como consecuencia de la situación general en Europa, y en particular en Italia, el grupo se dispersa y la mayor parte de sus miembros emigraron. Fermi se vio obligado a hacerlo puesto que, como comentamos anteriormente, su mujer era judía. Con la excusa de ir a recoger a Suecia el premio Nobel el 6 de Diciembre de 1938, viaja con toda su familia, marchando posteriormente desde allí hacia los Estados Unidos, donde fue profesor de física en la Universidad de Columbia.  Los únicos que se quedaron en Italia fueron Oscar D'Agostino y Edoardo Amaldi. Acabada la guerra, Amaldi se encargó de la reconstrucción de la Física en Italia, contribuyendo decisivamente a la fundación del CERN.

En la película también aparece el EIAR. EIAR son las siglas del Ente Italiano per le Audizioni Radiofoniche, la radio de la Italia fascista, constituida en 1927 al absorber a la URI (Unione Radiofonica Italiana). Era un verdadero monopolio, titular exclusivo de cualquier transmisión radiofónica. En 1944 cambia su nombre por el de Radio Audizioni Italiane y en 1954 incorpora la televisión pasándose a llamar RAI - Radiotelevisione Italiana.

El enigma MajoranaEn la actualidad, existe un Museo histórico de Física y Centro de Estudios e Investigación Enrico Fermi. Su página web es http://www.centrofermi.it/. En España se encuentra el Instituto Italiano de Cultura (IIC) de Madrid, con sede en El Palacio de Abrantes (edificio del siglo XVII). Es un organismo oficial del Estado italiano cuyo objetivo es promover y difundir la lengua y la cultura italianas en España a través de la organización de actividades culturales que favorezcan la circulación de las ideas, de las artes y de las ciencias. Recientemente presentó un ciclo de programas denominado “Superquark” dedicado a Enrico Fermi (en la imagen). Esta denominación no es casual, ya que el programa “Quark” de la RAI, fue la primera emisión divulgativa dirigida a un público variado y en la actualidad sigue siendo uno de los programas científicos más importantes del panorama televisivo italiano. Desde hace más de 25 años está realizado y dirigido por Piero Angela, conocido y preciado divulgador científico, periodista y escritor.

El Director de la película

El enigma MajoranaGianni Amelio (San Pietro Magisano, provincia de Catanzaro, 20 de enero de 1945) es prácticamente un desconocido en nuestro país (a diferencia, por ejemplo, de Nanni Moretti, Giuseppe Tornatore, o Roberto Benigni, realizadores de la misma generación) con apenas cuatro películas estrenadas comercialmente en nuestras salas. Quizá la razón estriba en que su producción no es muy extensa (10 largometrajes, 7 producciones para televisión, 2 documentales y 10 cortometrajes; piénsese que salvo los largometrajes, el resto es de difusión interna, no se ha exhibido fuera de Italia), aunque si ha suscitado interés en diferentes festivales, ya que los temas que aborda no sólo son bastante trascendentes y de interés, sino que su estilo cinematográfico también lo es (entra plenamente en lo que los críticos denominan “cine de autor”, lo que inevitable y desgraciadamente espanta al público en general).

Al poco de su nacimiento, su familia tuvo que emigrar a Argentina, pasando toda su infancia y juventud al cuidado de su madre y su abuela. Quizá por eso la ausencia de figuras paternas en su cine es una constante, como ya indicamos previamente.

Según declaraciones del propio director, su estilo está muy influenciado por dos tendencias, el neorrealismo italiano y la Nouvelle Vague. Entre las claves fílmicas del cine de Amelio está el que la imagen “sugiere el hecho”, no siendo necesario mostrar el mismo en su totalidad; es el espectador el que debe ir en busca de la o las posibles interpretaciones. Respecto a la temática destaca su preocupación por los problemas sociales. Es un cine de denuncia, que reflexiona sobre la metafísica del ser, el problema de la verdad, ante sucesos como la vida, la muerte, el dolor, la incomprensión, o la incomunicación, siendo la forma en cómo plantea el problema, un estilo, una marca, una huella, que lo convierte en un director-autor-pensador desde la imagen.

Gianni Amelio plantea, en cada una de sus películas, una reflexión filosófica sobre temas cotidianos que terminan por envolver a los espectadores en las acciones que desarrollan los personajes y sus personajes terminan por comprometerse con la realidad. Suelen ser películas multidisciplinares, con diferentes niveles y facetas (éticos, étnicos, económicos, políticos, culturales).

Entre sus trabajos estrenados en nuestro país destacan Golpear al corazón (Colpire al cuore, 1983), Niños robados (Il ladro di bambini, 1992), Lamerica (1994), Así reían (Così ridevano, 1998), Las llaves de casa (Le chiavi di casa, 2004) y La estrella ausente (La Stella che non c'è, 2006). La 39 Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI, 1994) dedicó un ciclo a este director, y editó el libro La mirada de Gianni Amelio, escrito por Sigfrid Monleón.

Bibliografía

El enigma MajoranaEl escritor Leonardo Sciascia, en La desaparición de Majorana (publicada originalmente en 1975; la edición en castellano se publicó en Barcelona por la editorial Tusquets en 2007), hizo una reconstrucción bien documentada sobre esta extraña desaparición del físico siciliano. Recordó su trayectoria familiar, sus relaciones con Fermi y con Heisenberg, su extraño comportamiento con los colegas, su inteligencia huraña, la conciencia de su valía. Este libro sigue siendo una buena referencia, pese a algunas críticas realizadas en su momento.

El enigma MajoranaPara finalizar, unas palabras reales dichas por Enrico Fermi sobre su colega, Ettore Majorana (en la foto):

Majorana tenía lo que ningún otro tiene en el mundo; por desgracia, le faltaba lo que, en cambio, se encuentra habitualmente en el resto de los hombres: el simple sentido común”.

Una última recomendación. Cuando tengáis un rato echad un vistazo al cortometraje Inspirations (http://www.etereaestudios.com/docs_html/inspirations_htm/movie_b.htm), producido por Etérea Estudios y dirigido por Cristóbal Vila (probablemente recordéis aquel Nature by Numbers, de la misma productora).

 

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