Sofia. La lucha por saber de una mujer rusa |
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Leer una novela es en muchas ocasiones algo así como asomarse a otras vidas. Naturalmente, esta sensación es más acentuada cuando el libro que se tiene en las manos es una biografía. Con esta obra, que se lee como una novela, la autora nos abre una ventana por la que asomarnos a la vida y a la obra de uno de los personajes míticos de las matemáticas: Sofía Kowalevsky. Está escrita con el móvil confesado de “provocar ganas de leer más sobre Sofía” y nos acerca a un ser humano al que le tocó ser mujer en la Rusia del siglo XIX. Difíciles restricciones estas, si se suman a una gran inteligencia, una curiosidad sin límites —tanto por las artes y las humanidades como por las ciencias— y el deseo de intervenir activamente para cambiar el mundo en el que vivía. Xaro Nomdedeu trata el personaje con sabiduría y ternura, apoyada en un trabajo de documentación de muchos años y con un esquema narrativo arriesgado, pero que a la postre funciona bien, que consiste en dedicar un capítulo a cada uno de los 41 años de la vida de Sofía. Quien busque un discurso de género no quedará defraudado, pero no se trata de eso, o para ser más exactos: no se trata sólo de eso. El libro satisface también al lector que siente interés o curiosidad por la historia social de la ciencia, incluso a aquellos cuyos conocimientos matemáticos no sean muy amplios, ya que se mantiene toda una línea argumental que puede seguirse, omitiendo los apartados dedicados a los contenidos avanzados. Incluso esa parte ligera se encuentra trufada de conocimientos matemáticos y de otras ciencias que la autora trata con naturalidad, insertándolos como una parte más en su descripción de la cultura y pensamiento de la época. La inclusión de contenidos matemáticos más avanzados y de sus aspectos físicos es una de las apuestas arriesgadas de la autora y por supuesto del editor, pues hemos de recordar que el libro está dirigido a un público general, no necesariamente matemático y que la profusión de fórmulas y el tratamiento técnico podría haber espantado a algún lector potencial. Y es aquí donde se ve la experiencia docente de la autora que consigue hacer de estos apartados unas pequeñas introducciones comprensibles a los temas de investigación de Sofía, ayudando a entender aquellos resultados que la hicieron merecedora, ya en su día, de fama y prestigio internacionales y que en la actualidad llevan su nombre y forman parte de los contenidos usuales en el currículum de los estudios de matemáticas. Así nos encontramos por ejemplo con la descripción de las integrales hiperelípticas de las páginas 99 a 101, con una explicación detallada de la rotación de un cuerpo rígido en las páginas 191-199 y con los elementos necesarios para entender el Teorema de Cauchy-Kowalevsky, en las páginas 115 a 126. Gran paradoja del destino, por cierto, que hace que el nombre de esta mujer independiente a ultranza pase a la memoria, de la mayor parte de los matemáticos, ligado al de Agustín Cauchy, que murió cuando ella tenía siete años y con quien, de haber coincidido en vida, el único punto en común habría sido la pasión que ambos sentían por ampliar los límites del conocimiento matemático. Aunque hay algún pequeño desliz con las fórmulas (véase la página 121) la edición está cuidada, contiene muchas e interesantes ilustraciones de la vida y personajes de la época y reproducciones de textos, tanto de Sofía Kowalevsky como de otros famosos matemáticos con los que tuvo relación. Nivola está haciendo un buen trabajo editorial y un esfuerzo de apoyo a la divulgación de las matemáticas a través de la colección La matemática en sus personajes, de la que este texto es ya la vigésima entrega. (Reseña aparecida en la revista En Breve, vol. 4, no. 3, año 2005) Materias: Historia , Sofía Kowalevsky, Integrales, matemáticas Autor de la reseña: Olga Gil (Universitat de Valencia) |
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