24. (Febrero 2016) Melancolías Matemáticas
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Escrito por Ángel Requena Fraile   
Lunes 01 de Febrero de 2016

Melancolías Matemáticas

Bien han exagerado vuesas mercedes sus desgracias -dijo a esta sazón el matemático-; pero, al fin, el uno tiene libro que dirigir y el otro está en potencia propincua de sacar la piedra filosofal; más, ¿qué diré yo de la mía, que es tan sola que no tiene dónde arrimarse? Veinte y dos años ha que ando tras hallar el punto fijo, y aquí lo dejo y allí lo tomo; y, pareciéndome que ya lo he hallado y que no se me puede escapar en ninguna manera, cuando no me cato, me hallo tan lejos dél, que me admiro. Lo mismo me acaece con la cuadratura del círculo: que he llegado tan al remate de hallarla, que no sé ni puedo pensar cómo no la tengo ya en la faldriquera; y así, es mi pena semejable a las de Tántalo, que está cerca del fruto y muere de hambre, y propincuo al agua y perece de sed. Por momentos pienso dar en la coyuntura de la verdad, y por minutos me hallo tan lejos della, que vuelvo a subir el monte que acabé de bajar, con el canto de mi trabajo a cuestas, como otro nuevo Sísifo.

Miguel de Cervantes en El coloquio de los perros

Quizá sea Cervantes un buen introductor de la Melancolía Matemática y la plasmación de los desvelos en busca de las elusivas verdades que parecen alejarse por momentos.

El grabado Melencolia I (1514) de Alberto Durero se puede incluir entre las obras que ha hecho correr más ríos de tinta y que más se han prestado a la especulación. La riqueza simbólica es de tal magnitud que podemos encontrar en ella múltiples interpretaciones. Pero en lo que todo el mundo está de acuerdo es el papel protagonista que Durero presta a la Matemática.

Pretendemos en está Instantánea mostrar como la potencia simbólica de la Melancolía I generó toda una secuela de obras que mantenían los elementos geométricos como aspectos centrales de la alegoría, mas que insistir en una obra suficientemente conocida por nuestro gremio matemático.

Los tratados matemáticos de Piero della Francesca marcaron el camino de los pintores del Renacimiento. Leonardo y Durero son los exponentes más destacados de esta tendencia: la pintura no se concibe sin matemáticas.  La obra geométrica de Durero se público en dos voluminosos tratados como Los cuatro libros sobre medición. Instrucciones de medición con compás y regla (1525) y Los cuatro libros de la proporción humana (1528) donde el pintor alemán muestra un nivel nada desdeñable, incluyendo el conocimiento de las Cónicas de Apolonio.

Melancolías Matemáticas

El grabado saturnal de la Melancolia I presenta varios símbolos matemáticos muy directos: compás (elemento central), esfera, escuadra, romboedro truncado, angelote calculando y cuadrado mágico. Indirectamente se aprecian la balanza, el reloj solar, el reloj de arena y el arco iris.

Se ha dado tantas vueltas interpretativas (especulativas) que sólo nos vamos fijar en algunas que tienen relación con los aspectos numéricos y geométricos. El número mágico, 34, del cuadrado se relaciona con las siete artes de la formación clásica y los siete peldaños de la escalera que hay que ascender en la senda del conocimiento. La proyección del romboedro truncado nos da la parrilla 4x4 del talismán de Júpiter.

Melancolías Matemáticas

La fuerza visual de la imagen matemática de la Melancolía de Durero ha marcado la obra de otros artistas hasta nuestros días. Influencia que vamos a poner de manifiesto a través de los grabados de Beham Hans Sebald (1539) y Virgil Solis (c. 1550), y las pinturas de Georg Penz (1545), Matthias Gerung (1558), Domenico Feti (1618) y , ya en el siglo XX, Hans Erni (1979).

Melancolías Matemáticas

La Melancolia (1539) (arriba) de Beham Hans Sebald toma de Durero el compás, la esfera, el reloj de arena y los instrumentos de trabajo como aplicaciones de la geometría.  La pose de la figura alada es similar pero mucho menos dramática.

Del abigarrado conjunto simbólico de Durero se pasa a la extrema simplificación de Virgilio Solis: pose meditativa, el compás y dos animales alegóricos.

Melancolías Matemáticas

Pasando a la pintura nos referiremos a la obra que encabeza la Instantánea, se trata de la Melancolia (1545) del pintor y grabador Georg Penz que se encuentra en el Palacio de Weißenstein. Se trata de una representación casi voluptuosa que conserva el compás mientras un frasco de la estantería en penumbras nos recuerda que estamos ante la bilis negra del humor melancólico. La imagen gana serenidad y pierde fuerza.

Mucho más complejo es el cuadro La melancolía en el jardín de la vida (1558) de Matthias Gerung en el Karlsruhe Kunsthalle. La huella de Durero está muy marcada por el arco iris y el paisaje, pero el resto es un desarrollo de las actividades del hombre y no sólo las determinadas por el humor melancólico. La pintura es deliciosa por la descripción de la vida humana que sirve de marco a los dos elementos simbólicos centrales: la figura femenina central y el sabio con globo y compás del primer plano.

Melancolías Matemáticas

Melancolías Matemáticas

Cambiando de siglo, el barroco Domenico Fetti también abordó el tema de la Melancolía en dos versiones, nos fijamos en la del Louvre (1618) porque no olvida señalar los estudios matemáticos aunque los oculta en la sombra: la esfera armilar apenas se insinúa, al igual que el reloj de arena.

Melancolías Matemáticas

Terminamos el recorrido iconográfico con un detalle del gran mural Panta Rhei (1979) en Lucerna donde el pintor suizo Hans Erni plasmo toda la historia de la humanidad a través de la ciencia y los grandes pensadores: cuando llegamos al renacimiento las figuras notables son Gutemberg, Erasmo, Lutero, Copernico y Tycho Brahe pero entre ellos destaca el melancólico sólido de Durero.

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