Rojos, Amarillos y Morados (marzo 2004)
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Una conocida marca de ropa deportiva (cuyo nombre no mencionaremos para no hacer publicidad, y menos gratuita) organiza un concurso multitudinario para jóvenes de entre 15 y 25 años.

Cita a todos los que quieran participar un domingo por la mañana a las afueras de la ciudad, ante una montaña de fácil escalada y de 127,8 metros de altura. Los organizadores del concurso se sorprenden del éxito de la convocatoria al ver que han acudido muchos más participantes de los que imaginaban, así que deciden dividir el grupo en 3 equipos, repartiendo entre ellos camisetas de 3 colores con el anagrama de la marca, para así distinguir a cada equipo por su color.

El organizador del concurso, megáfono en mano y subido a una plataforma de 5 metros de altura, ordena a los concursantes que se separen en 3 bloques, cada uno de un color. Así, los participantes forman 3 equipos con los colores rojo, amarillo y morado de las camisetas que ya todos se han puesto.

Cuando va a comenzar el juego, el organizador, desde su altura, ve que en el equipo rojo hay una mancha amarilla, que en el equipo morado 3 manchas rojas y que en el equipo amarillo 7 manchas moradas y, fijándose más, observa que en el equipo rojo también hay una extraña mancha verde.

-¡A ver! –grita a través del megáfono- ¿Qué hace esa camiseta amarilla en el equipo rojo?

-¡Es que yo quiero estar con Luis! –grita la que lleva la camiseta amarilla.

-¿Y quién es Luis?

-¡El novio de Lola!

-¿Y quién es Lola?

-Yo.

-¿Y por qué te has puesto una camiseta amarilla en vez de una roja?

-Yo me he puesto la que me han dado.

-¡Pues vete al bloque amarillo!

-¡Ni hablar! Yo quiero estar con mi novio.

-Pues cambia la camiseta con alguien. A ver: ¿Quién quiere cambiar su camiseta por la de Lola? –pregunta el organizador.

Comienza el tumulto. Todos los que visten camiseta roja quieren cambiarla por la camiseta amarilla de Lola que, encantada con su éxito, sonríe a todos los que se le acercan, y se le acercan todos, ante el mosqueo de Luis, al ver cómo se pelean por la camiseta de su novia y, sobre todo, por quitársela.

Al fin, el que ha conseguido la camiseta, despeinado, magullado, con un ojo morado y cojeando se pasa al equipo amarillo haciendo la señal de victoria, entre los aplausos de sus antiguos compañeros, que lo despiden como a un héroe.

-¡Muy bien! El equipo rojo, arreglado. –grita el del megáfono- Y ahora, ¿qué hacen esos 3 rojos en el equipo morado?

-¡Es que somos trillizos!

-Y, ¿qué?

-Pues que estamos siempre juntos.

-Muy bien, pues que os cambien las camisetas.

-Es que a nosotros no nos las quiere cambiar nadie.

-Pues pasaos los 3 al equipo rojo, que ya hemos perdido bastante tiempo.

Una vez colocados los trillizos en el equipo rojo, el organizador se dirige a los 7 que visten camisetas moradas, pero que están en el equipo amarillo.

-Y a vosotros, ¿qué os pasa?

-Es que hemos venido juntos desde nuestro pueblo y no queremos separarnos por si nos perdemos.

-Pues usad la cabeza, caramba.

Y los siete morados empiezan a peinarse, mirándose en el espejo que uno de ellos ha sacado del bolsillo.

-¡¡Que os paséis al equipo morado!! –grita, fuera de sí, el organizador.
Y los 7 morados abandonan el equipo amarillo y se incorporan al suyo entre risas y abucheos.

-Y ya, al fin (espero) –dice el organizador de la desorganizada organización- ¿qué haces tú ahí?

Todas las miradas se vuelven hacia el que viste una camiseta verde y que está justo en el centro de la masa de camisetas rojas. Al verse observado por tantos ojos el que viste la camiseta verde se encoge y grita:

-¡Es que soy daltónico!

Silencio.

Se hace el silencio por unos segundos para dar paso al caos, ya que todos, rojos, amarillos y morados corren para ver al daltónico, como si fuera un marciano, mezclándose de nuevo ante la desesperación del organizador que cae desplomado echando espuma por la boca. Un sustituto toma el megáfono tratando de poner orden mientras una ambulancia se lleve al primer organizador. Entonces, el 2º organizador pregunta:

-Pero, ¿qué tiene que ver que seas daltónico con que lleves una camiseta verde?

-Porque me la he traído de casa, y aunque usted diga que es verde, para mí es roja porque la veo roja, o sea: que es roja, aunque usted diga que es verde.

-¡Pues que te la cambien! ¡A ver, dadle una camiseta roja!

-No, porque yo la veré verde.

-¡¡Pero nosotros no!! ¡Y se acabó! –grita el 2º organizador, mientras el daltónico se quita su camisa verde, que para él es roja, y se pone una roja, que para él es verde- Y ahora, todos a su sitio, tú también, el daltónico... ¿cómo te llamas?

-No me acuerdo cómo me llamo, pero sí que mi nombre está formado por algunas de las letras de los nombres de los trillizos.

-Oye, ¿tú eres así de complicado todos los días o sólo los domingos?

-Bueno, usted, en realidad, debería de haberme preguntado cómo se llaman los trillizos.

-Muy bien: ¿cómo se llaman los trillizos? –pregunta el 2º organizador, sintiendo que comienza a temblarle el párpado del ojo izquierdo.

-Pregúnteselo a ellos.

Al borde del ataque de nervios, el 2º organizador pregunta:

-A ver, los trillizos: ¿cómo os llamáis?

Y los trillizos responden, los 3 a la vez:

-¡Alfonso, Ramón y Diego!

-Y ahora, ¿qué? –pregunta el 2º organizador, tomándose un bocadillo de Valium que le ha preparado el organizador 3º, ya preparado para sustituirle.

-Pues que mi nombre está formado por... , no se ponga usted nervioso, por la 3ª letra del nombre del primer trillizo, la 3ª letra del nombre del tercer trillizo, la 1ª del nombre del 2º, la 5ª del 1º, la 2ª del 2º, la 5ª del 2º, la 1ª del 3º y la 7ª del 1º.

Todos se ponen a tratar de averiguar el nombre del daltónico mientras que una nueva ambulancia se lleva al 2º organizador, sustituido ya por un 3º que, estrenando su cometido grita por el megáfono:

-¡¡Ya está bien de tonterías!! ¡Todos a sus puestos!

De nuevo el caos de los rojos, los amarillos y los morados corriendo a ocupar sus puestos. Por fin, todos en sus equipos correspondientes, el organizador 3º explica las normas del juego:

-Vamos a ver, hay un premio de 901 euros. Cada componente del equipo que suba primero a la montaña recibirá un euro, repartiendo lo demás a partes iguales entre los restantes jugadores, pero de la siguiente manera:

A) Si llegan arriba del todo primero los rojos, los demás jugadores recibirán medio euro, 1/2.

B) Si suben primero los amarillos, los demás recibirán un tercio de euro, 1/3.

C) Si suben hasta arriba primero los morados, los demás jugadores recibirán un cuarto de euro, 1/4.

-Pues vaya premio cutre –dijo el 3º de los trillizos.

-¿Cómo que cutre? –protestó el tercer organizador.

-Claro, porque con todos los que somos no vamos a tocar ni a un euro –dijo el 2º mellizo.

-Tú, echa cuentas –propuso el tercer organizador.

-¿Cómo? –preguntó el primer mellizo.

-Cuenta los participantes que hay en cada equipo y lo sabrás.

-Sí, ya, con todos los que somos. ¿Usted sabe cuántos jugadores hay en cada equipo.
-No, pero esa es una buena pregunta para mi estadística de empresa: ¿Cuántos jugadores hay en cada equipo?, y ya puestos a preguntar: ¿Cómo se llama nuestro amigo daltónico?.


Autor: Joaquín Collantes
Asesor matemático: Antonio Pérez Sanz

 
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