Suspenso en mates
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El País, 22 de julio de 2003
Base, Opinión, pág. 10 - Editorial
Suspenso en "mates"

Andábamos preocupados por la escasa inversión en I+D y el poco apoyo que presta nuestro país a la investigación y a la innovación y resulta que debemos enfrentarnos a una nueva carencia, esta vez en el terreno educativo, no independiente de las anteriores. Todos los expertos consultados a lo largo del último año y medio por el Senado han concluido que la formación en disciplinas científicas adquirida durante la enseñanza secundaria deja mucho que desear.

El dato más reciente es la baja calificación obtenida en matemáticas en las pruebas de selectividad, que se ha saldado con una media de suspenso, sólo compensada por notas superiores en otras materias. Pero no son éstas las únicas evidencias al respecto. Ya se sabía que en todas las encuestas internacionales sobre los conocimientos adquiridos por los escolares nuestro país se ubicaba en los últimos lugares en cuanto a destrezas matemáticas y conocimientos científicos.

Las carencias vienen de lejos, hasta el punto de que hay universidades que se están planteando crear una especie de "curso cero" para intentar paliar las deficiencias con las que les llegan los alumnos; una iniciativa que, desde un punto de vista conceptual, es una verdadera carga de profundidad en nuestro sistema educativo. En España hemos tenido un debate sobre las humanidades que evitó cuidadosamente analizar las necesidades docentes y de conocimientos en nuestra población escolar en el mundo de hoy. Y ahora mismo tenemos al Gobierno, siguiendo las directrices de la Conferencia Episcopal, ocupado en aumentar y generalizar la enseñanza de la Religión, algo que, debido a su carácter confesional y de adoctrinamiento o catequesis, a duras penas puede llamarse asignatura, independientemente de su dudosa constitucionalidad.

Las disciplinas científicas son la cenicienta de esta aproximación educativa, aunque nuestro mundo está profundamente influido por ellas. No sólo es preciso que los profesionales de muchas áreas tengan la formación adecuada, sino que el conjunto de la población disponga de nociones mínimas que le permitan abordar algunos aspectos de la realidad, como los relacionados con la energía, la sanidad, la alimentación o el medio ambiente, desde una perspectiva racional y no mágica, al abrigo de posiciones interesadas o irracionales. Es imprescindible, por tanto, que las autoridades se ocupen de lo que es de verdad importante y diseñen un plan de apoyo a la escuela para que ésta pueda mejorar nuestras pésimas notas en la enseñanza de las ciencias


28/07/2003
Base, Opinión, pág. 11 - Cartas
Suspenso en "mates" La evidencia de que los resultados en Matemáticas y otras materias del área científica de la enseñanza secundaria y el bachillerato son manifiestamente mejorables debe inducir a reflexión sobre sus causas y posibles remedios.

En primer lugar, se pone de manifiesto que los resultados son tan importantes o más que el proceso de aprendizaje, en contra de uno de los dogmas de la pedagogía imperante. Por otro lado, habría que formularse las siguientes preguntas:

1. ¿Son los actuales procesos de selección y adscripción del profesorado de Matemáticas los más adecuados? ¿Es lógico que estén impartiendo en el primer ciclo de la ESO esta materia maestros que no tienen la titulación adecuada? ¿Tiene sentido que en las oposiciones de secundaria cuenten tanto los conocimientos de las leyes educativas y cursos y méritos que nada tienen que ver con el saber científico?

2. ¿Son suficientes las horas que se dedican a las asignaturas científicas en el diseño curricular de la secundaria?

3. ¿Es viable el modelo comprensivo, con su promoción automática, para mantener el nivel de conocimientos en estas áreas del saber?
Posiblemente, en la adecuada respuesta a estas cuestiones se hallarán algunas de las soluciones al problema, que no sólo se subsanará con cambios metodológicos, por muy necesarios que sean.-
Erasmo Pérez Ruiz

Suspenso en ,mates,
El editorial de EL PAÍS del 22-7-2003 vincula el fracaso en matemáticas al debate sobre humanidades. Es un diagnóstico erróneo. Los alumnos llegan a la Universidad mal preparados del bachillerato. Al bachillerato, mal preparados de la ESO. Y se preparan mal en la ESO porque la LOGSE, de 1990, estableció la promoción automática, según la cual los alumnos pasan obligatoriamente de curso aunque tengan suspendidas muchas asignaturas. La promoción automática perjudica más a las asignaturas de ciencias que a las de humanidades, porque el conocimiento de las ciencias está más jerarquizado; no permite conocer niveles superiores sin dominar los inferiores. Se puede conocer la historia contemporánea sin conocer la medieval, pero no se puede multiplicar sin antes saber sumar. Al bachillerato llegan alumnos incapaces de calcular un porcentaje. Eso afecta a todas las asignaturas de ciencias: Matemática, Física, Economía, etc. El profesor que se encuentra en el aula con muchos alumnos carentes de base se ve obligado a suspender masivamente o a reducir el programa de la asignatura. Por las presiones de los padres, de las direcciones de los centros (para no perder alumnos), y por sus propias dudas personales, muchos profesores optan por rebajar el nivel de la asignatura. En algunas comunidades autónomas se ha institucionalizado el programa de mínimos: un 50% del programa de la asignatura, para facilitar que los alumnos aprueben. Para solucionar el fracaso en ciencias hay que eliminar la promoción automática de la ESO y los programas de mínimos. No hay magia; ni conocimiento sin estudio.
- Elías Goñi. San Sebastián, Guipúzcoa.

 
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