Matemática recreativa: El lobo, la col y la cabra
Imprimir
El País, 19 de julio de 2001
CiberPaís, Única, pág. 2 - Noticias
MATEMÁTICA RECREATIVA
BERNARDO MARÍN / ADOLFO ESTALELLA El lobo, la col y la cabra

Un clásico problema con más de doce siglos de antigüedad. Para resolverlo basta con tirar de la lógica, ese instrumento a modo de destornillador multiuso de los matemáticos.

Un campesino, camino del mercadillo semanal de su pueblo, debe cruzar un río en una barca y tiene que transportar junto a él un lobo, una col y una cabra. En la barca sólo caben el labriego con alguna de las mercacncias. El problema es que cuando el paisano decida cruzar con una de ellas deberá evitar que queden solo en la otra orilla la cabra con la col (ya que se la comería), o el lobo con la cabra (que también se daría el gran festín). ¿Cómo se las arreglará el campesino para cruzar sus mercancias?

Solución:
Lo primero para el hombrecillo es armarse de paciencia, porque va tener que hacer más viajes que los baúles de la Piquer. Primero coge a la cabra (el elemento más problemático de la historia ya que no puede quedarse a solas con ninguno de los otros, si se queda con la col se la come, y si lo hace con el lobo será plato de pitanza para la bestia) y la lleva a la otra orilla. El lobo se queda con la col, que por mucho que le rujan las tripas no se la comerá.

El labriego deja entonces la cabra en la otra orilla y vuelve solo en la barca. Coge al lobo y lo lleva a la otra orilla, donde está la cabra. Para evitar males mayores, recoge a la rumiante y se la lleva de vuelta a la orilla de partida mientras el lobo se queda en la opuesta.

Una vez allí, deja a la cabra, coge la col, y la traslada junto al lobo. El lobo en compañía de la hortaliza se queda en la orilla opuesta mientras el labriego vuelve a por la cabra con la que cruza por enésima vez y, Voila! Todos han pasado a la otra orilla sin mayor quebranto.

Variante
Otro problema, tan antiguo como el anterior, más complejo y con cierto tono machista, plantea una situación similar. Se trata de tres parejas de recién casados que llegan a la ribera de un río. La única manera de cruzarlo es en un barca para dos personas. Pero los maridos son tan celosos que en ningún momento puede quedar a solas (en la barca o en la orilla) una de las mujeres junto a un hombre que no sea su esposo. De manera que el dilema que les queda por resolver a los felices recién casados es la manera de salvar el curso fluvial sin sucumbir a las pasiones de los celos.

 
Volver