Genio de los números a los quince años
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El País, 16 de julio de 2001
Madrid, Única, pág. 24 - Noticias
TATIANA ESCÁRRAGA Madrid Genio de los números a los quince años

Un madrileño consigue la medalla de bronce en la Olimpiada Internacional de Matemáticas, celebrada en EE UU
Piense en el siguiente problema: 21 chicas y 21 chicos participan en un concurso matemático. Cada participante resuelve, como mucho, seis problemas. Y cada pareja posible de chica y chico resuelve al menos uno en común. Pruebe que hubo por lo menos un problema que fue resuelto por tres chicos y tres chicas.

Difícil, ¿verdad? Pues a seis enunciados como éste, sin solución aparente, se tuvo que enfrentar Luis Hernández Corbato, un chaval de 15 años que ha conseguido una medalla de bronce en la Olimpiada Internacional de las Matemáticas, cuya edición número 42 se llevó a cabo en EE UU, en el Estado de Washington, del 3 al 14 de julio pasados. Luis acudió al encuentro, en el que participaron unos 500 representantes de 83 países, como parte del equipo español, al que también pertenecían Ignacio Cascudo Pueyo, Joaquim Cevallos Morales, Sergio Millán López, Miquel Oliu Barton y Martí Prats Soler. Cevallos, Millán, Oliu y Prats son de Barcelona. Y Cascudo, de Oviedo. El único representante madrileño era Luis, que, además, era el benjamín del grupo.

Una vez allí se tuvo que enfrentar a dos maratonianas jornadas, en las que cada día debía resolver seis problemas. En la primera sesión, que se inició a las nueve de la mañana y concluyó pasadas las dos de la tarde, Luis sólo pudo resolver dos enunciados. La respuesta de uno de ellos fue puntuada con un seis -el máximo era siete-, pero el resultado del otro ejercicio era incorrecto. En la segunda sesión alcanzó la mayor puntuación en una de sus respuestas.

Dado el grado de dificultad de la competición, la puntuación de Luis le valió para colocarse como ganador de una codiciada medalla de bronce. Dos de sus compañeros de equipo sólo alcanzaron a recibir una mención de honor, todo un mérito si se tiene en cuenta que este evento es considerado como uno de los más importantes del mundo. "Es la cima de las matemáticas", dice, emocionado, Gregorio Hernández, el padre de Luis. A Luis, en cambio, parece no alterarle demasiado su impresionante habilidad para las matemáticas. Cuando habla de su triunfo, lo hace de forma pausada, tranquila. Es más, parece un poco molesto cuando le preguntan, a manera de broma, aquello de "¿para qué sirven las matemáticas?" "Para pensar. Para crear", afirma sin titubeos. Y su padre enseguida aclara: "El código de barras, el lector de un CD, detrás de todo eso, sólo por poner un ejemplo, se esconden las matemáticas".

Lo de las llamadas ciencias exactas es, en el caso de los Hernández Corbato, un asunto de familia. Azucena, la madre, es profesora de matemáticas en el instituto Fortuny, donde estudia Luis. Y Gregorio, el padre, lo es en la Universidad Politécnica. Carlos, el hijo mayor, también ha ganado varios concursos en la misma materia y ahora se prepara para cursar estudios de ingeniería industrial.

"Pero lo de Luis no tiene nada que ver con que seamos profesores de matemáticas; creo que no hemos alcanzado a influirle tanto", aclara Azucena. "Eso le viene de pequeñito; ya cuando estaba en el parvulario repetía un par de veces las tablas de multiplicar y enseguida se las aprendía", cuenta.

¿Y cómo es la vida de un chico de 15 años entregado a las matemáticas? "Muy tranquila, normal. No hago nada fuera de lo común. De vez en cuando practico algún problema, pero también voy al cine, a jugar al fútbol..."

Selecto grupo
Tan de lejos le viene a Luis su habilidad para las matemáticas, que a los 11 años comenzó a formar parte de un selecto grupo que el catedrático Miguel de Guzmán puso en marcha, con el patrocinio de varias instituciones, para descubrir el talento precoz en esta materia.

Se trataba de trabajar, durante todos los sábados del curso, en la resolución de problemas que requerían una alta dosis de habilidad y concentración, y que, además, estaban fuera de la programación normal del instituto.

Luis perteneció a la primera promoción y, a partir de ahí, comenzó a participar en cuanto concurso regional se llevara a cabo en Madrid. Este chico, que acaba de terminar cuarto de la ESO y se prepara para comenzar su bachillerato, fue segundo en el primero de los concursos regionales en los que participó. Después se ha ido coronando campeón año tras año. Parece invencible.

Pero sus logros no terminan ahí. En el extenso historial de medallas, menciones especiales y reconocimientos de este genio de las matemáticas se encuentran también torneos hispanoamericanos, como el Rioplatense, que se celebra en Argentina y que goza de gran prestigio en Latinoamérica. Allí ha conseguido tres preseas doradas en cuatro competiciones. Ahora está a la espera de los resultados de una prueba que envió por correo y que espera le otorgue otra medalla más.

Para llegar hasta Washington, Luis tuvo que participar en un largo proceso del que siempre salió airoso. Primero fueron las olimpiadas regionales; después, las nacionales, y finalmente las internacionales. "Este año, la fase nacional se llevó a cabo en Murcia, organizada por la Real Sociedad Matemática Española. Fue la edición número 37", explica Luis.

A la competición se presentan, por lo general, chicos con edades comprendidas entre los 17 y los 18 años. Casi todos, a punto de entrar en la Universidad.
Una vez que fue seleccionado para el equipo español, la Real Sociedad Matemática organizó intensas jornadas de preparación. Las primeras, en Córdoba, con profesores universitarios, y las otras, en Barcelona.

Para enfrentarse a los difíciles enunciados, Luis asegura que los conocimientos no hacen tanta falta. Hay que tener bases, claro. "Pero lo que cuenta son tus capacidades y tu talento. Es que sobre todo son problemas que requieren mucho ingenio", dice. En las técnicas que se utilizan para resolver los ejercicios existen reglas de cálculo, abstracción, teoría de los números y geometría, que Luis maneja como todo un experto. "Y hay muchas cosas que él no ve en el instituto, porque el nivel es inferior", subraya su madre.

Como todavía hay muchas cosas que, en efecto, aún no ha visto Luis en el instituto, por ahora sus gustos pasan por el álgebra, las sucesiones y las combinatorias. "Es que no hay explicación para esto; sencillamente, me gusta", dice con su tono pausado. Pero no todo son las matemáticas: "La física también me gusta", comenta sonriente.

 
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