LOS NÚMEROS YA NO SON TAN AMIGOS
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ABC, 3 de Enero de 2003
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SUMARIO
LUIS IGNACIO PARADA PITÁGORAS—como los ministros de Economía del mundo entero— todo lo reducía a números.
Un amigo le preguntó un día qué entendía cuando alguien pronunciaba la palabra «amigo».Y el genial matemático, astrónomo y filósofo que vivió hace la friolera de veinticinco siglos contestó: «Es uno que es como otro yo: lo mismo que le pasa a los números 220 y 284».«Y ¿qué le pasa a esos números?», replicó el curioso interlocutor. «Pues que todos los divisores de 220, que son 1, 2, 4, 5, 10, 11, 20, 22, 44, 55, y 110, sumados, dan 284, y todos los divisores de 284 que son 1, 2, 4, 71, y 142, sumados, dan 220». Los discípulos de Pitágoras, que fueron capaces de explicar el orden armonioso de todas las cosas moviéndose de acuerdo a un esquema numérico, e incluso que los cuerpos celestes estaban separados por intervalos correspondientes a longitudes de cuerdas armónicas, y su movimiento daba origen a un sonido musical que llamaron armonía de las esferas tardaron años en entender lo que quería decir su maestro.

Pero cuando lo hicieron descubrieron que podían existir los «números amigos», aquellos cuya suma de divisores de uno es igual al otro. Nadie encontró el siguiente par de números amigos (17.296 y 18.416) hasta que lo hizo Fermat en 1636. Poco después, Descartes descubrió el siguiente par: el 9.363.584 y el 9.437.056, que ya hay que tener humor para llegar tan lejos .A partir de ahí los matemáticos le tomaron afición al asunto. Euler publicó en 1750 una lista de sesenta pares. Pero olvidó el segundo par en orden creciente, formado por los números 1.184 y 1.210, que fue descubierto en 1866 por un jovencito italiano de 16 años llamado Niccolò Paganini. (Ya sólo hablan de números amigos los políticos. Lo hacen cuando todo va bien. Pero cuando las cosas empiezan a torcerse, cuando, como ahora, empieza a chirriar la armonía de las esferas dicen que los números han dejado de ser amigos).

 
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