La vida casi normal de Hawking
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La Vanguardia, 8 de Marzo de 2002
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JOSEP CORBELLA LA NUEVA OBRA DEL INVESTIGADOR DE LOS AGUJEROS NEGROS

"La especie humana es tan insignificante comparada con el Universo que ser inválido no tiene mucha trascendencia", ha escrito, decidido a que la enfermedad no condicionará su existencia

Estoy seguro de que mi invalidez influye en que sea famoso -explica Stephen Hawking en su página web-. La gente está fascinada por el contraste entre mi muy limitada capacidad física y la grandeza del Universo con el que trato. Soy el arquetipo del genio inválido."

En lo que no influye la minusvalía de Hawking es en su prestigio científico. El descubrimiento de que los agujeros negros no son astros de los que nada pueda escapar sino que emiten radiación -la llamada radiación de Hawking- queda como uno de los hitos de la física teórica del último medio siglo.

Pese a su minusvalía, Hawking intenta "llevar una vida lo más normal posible". Casado dos veces, con tres hijos y un nieto, procura "no pensar en mi enfermedad ni echar de menos las cosas que me impide hacer, que no son tantas". Aparte de la ciencia, le interesan la historia y la música (preferencias: Wagner, Brahms y Mahler, pero también música pop) e incluso ha acompañado a su hijo Tim a varias carreras de fórmula 1. Lo que explica sobre si mismo en su página web revela dos rasgos destacados de su carácter: que se toma la vida con un gran sentido del humor y que tiene un altísimo concepto de sí mismo. Su colega Andrei Linde destaca asimismo "su fuerza intelectual" y "su voluntad de hierro", y recuerda que a Hawking siempre le ha gustado circular con su silla de ruedas a toda velocidad.

Nacido en Oxford (Reino Unido) en 1942, Hawking se sintió fascinado por las matemáticas desde niño. A los 21 años, cuando acababa de ingresar en la Universidad de Cambridge, le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad de las neuronas progresiva y paralizante que suele causar la muerte en menos de cinco años. "Tuve suerte de haber elegido trabajar en física teórica, porque es una de las pocas áreas en que mi enfermedad no es un hándicap importante", explica en su web.

Saber que tenía una dolencia incurable cambió su visión del mundo. "Antes del diagnóstico -escribe en su página web- la vida me aburría mucho. No me parecía que hubiera nada que valiera la pena hacer. Pero de repente me di cuenta de que había muchas cosas que valían la pena. Descubrí, para mi sorpresa, que disfrutaba de la vida en el día a día más que antes." Tras conocer su enfermedad, Hawking empezó a trabajar con más intensidad en sus investigaciones y se comprometió con Jane Wilde, con la que se casó poco más tarde. La enfermedad estaba en sus fases iniciales y Hawking aún podía valerse por sí mismo.

Los trabajos matemáticos que realizó durante aquellos años llevaron a Hawking a la sorprendente conclusión de que los agujeros negros emiten radiación. Con este descubrimiento se hermanaban por primera vez las dos grandes teorías físicas del siglo XX: la relatividad general de Einstein y la mecánica cuántica.

"Es una investigación que sin duda ganaría el Nobel si no fuera porque la radiación de los agujeros negros es tan tenue que no la podemos observar, y el Nobel sólo se da a trabajos confirmados experimentalmente", afirma David Jou, físico de la Universitat Autònoma (UAB) y traductor del último libro de Hawking.

Aunque su cuerpo iba quedando progresivamente paralizado a medida que sus neuronas motoras se deterioraban, Hawking no redujo su ritmo de trabajo y ha mantenido hasta hoy un nivel de producción científica elevado. A partir de 1974, a los 32 años, necesitó ayuda para acostarse y levantarse y para comer. Su habla se hacía cada vez más ininteligible. En 1985 se tuvo que someter a una traqueotomía a raíz de una neumonía y se quedó sin voz. Desde entonces se ha comunicado por medio de un ordenador conectado a un sintetizador de voz que, tras sucesivas mejoras, le permite emitir hasta quince palabras por minuto -un ordenador cuyo principal defecto, según Hawking, es que le hace hablar con acento estadounidense.

En 1990, poco después de hacerse famoso con su "Breve historia del tiempo", Hawking dejó a su mujer para casarse con su enfermera, Elaine Mason. Tanto el divorcio como el segundo matrimonio de Hawking resultaron chocantes para muchos de sus seguidores, pero no son incoherentes en una persona que nunca se ha resignado a que su enfermedad le impida llevar una vida normal. "La especie humana es tan insignificante comparada con el Universo -ha escrito- que ser inválido no tiene mucha trascendencia."

 
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