157. (Febrero 2018) Tu signo del zodiaco |
Escrito por Pedro Alegría (Universidad del País Vasco) |
Jueves 01 de Febrero de 2018 |
Como ya es sabido, muchas de las supersticiones, falsas creencias y verdaderas falsedades son aprovechadas con más o menos éxito por los magos/mentalistas para demostrar sus dotes adivinatorias o para poner de manifiesto sus habilidades psíquicas. Con una adecuada mezcla de psicología aplicada, habilidad técnica y matemática elemental, un mago consigue que un resultado inevitable parezca un verdadero milagro. Una de las especialidades de la magia, llamada lectura en frío, combina de forma adecuada estos ingredientes y convierte al mago en un sorprendente médium, con grandes poderes mentales. Un viejo principio, llamado "principio de los anagramas progresivos", es el responsable del toque matemático que hace infalible la adivinación del mago.
La historia de este principio, como todas las que involucran la raza humana, está repleta de acontecimientos que no están del todo claros y de falsas atribuciones. Parece que fue Stanley Collins (1881-1966), en la década de 1920-30, el primero en utilizar el principio de los anagramas progresivos en un juego de magia, el cual le permitía adivinar palabras a partir de ciertas letras. Fue publicado en 1922 en el folleto "A holiday in Morocco".
Bastante tiempo después -en el volumen 18 de la revista TOPS (marzo de 1953)- aparece publicado el juego "Anagramatic Facsimile", escrito por Stewart James, donde se adivina una palabra en relación con un poema.
La primera vez que se utiliza este principio en el contexto del zodiaco debió ser en 1986, con el juego de Bob Farmer titulado Fate accompli, juego que adaptó poco después, bajo el título Signse, Thomas Alan Waters en su monumental obra Mind, Myth and Magick.
Muchos otros magos han creado diferentes versiones del juego lo que demuestra el interés que ha despertado este principio. En el volumen 9 de la serie Mentalism Masterclass, Peter Turner recopila varios juegos de adivinación del signo zodiacal utilizando el principio citado y, de forma similar, Patrick Schlagel ofrece un recorrido histórico del principio y desarrolla diversos métodos en su obra Mnemosigh. La pregunta que nos hacemos entonces es: ¿en qué consiste el principio de los anagramas progresivos?
A quienes hemos estudiado alguna vez cuestiones de programación nos recuerda a los diagramas de flujo, representaciones gráficas de procesos algorítmicos que son susceptibles de programar en algún lenguaje informático pero tienen la ventaja de poder interpretarse fácilmente. Pero, como dice Kevin Dunn, la mejor forma de explicar el principio es a través de algún ejemplo. Como él lo cuenta en inglés, aquí lo transcribimos tal cual:
What frisky anxious
Piensa una palabra de esta frase. ¿Contiene la letra S? Si no, la palabra pensada es "What".
¿Contiene la letra N? Si no, la palabra pensada es "frisky".
El proceso continúa de forma similar y permite adivinar cualquier palabra pensada. La clave está en la última palabra "maidens", la cual irá deletreando el mago de forma regresiva, primero la S, luego la N, después la E, D, I, A y, por último, la M. Un "no" a la primera pregunta corresponde a la primera palabra de la frase; un "no" a la segunda pregunta determina la segunda palabra, y así sucesivamente, hay una correspondencia biunívoca entre las siete letras de la palabra clave y las siete palabras de la frase. Evidentemente, si la respuesta a todas las preguntas es "sí", la palabra pensada es la última. Además, el mentalista siempre podrá afirmar que no va a recibir más de una respuesta negativa a sus preguntas/adivinaciones.
La página de Kevin Dunn contiene también un programa informático para construir tus propias frases que permitan aplicar el principio de los anagramas progresivos. Si te armas de paciencia, puedes construir otros ejemplos y estaríamos muy agradecidos si los compartes en este rincón.
Lo que proponemos en esta ocasión es la versión más extendida, la de adivinar el signo del zodiaco. A continuación te muestro el diagrama de flujo que deberás imprimir pues te servirá de "chuleta" cuando quieras hacer el juego. Para no dar a conocer el diagrama e, incluso, dar mayor impresión de poder mental, es mejor hacer el juego por teléfono.
A modo de indicación sobre la forma de utilizar este gráfico, te daré un par de ejemplos. En ambos casos, el espectador tiene que saber cuál es su signo del zodiaco y debe responder algunas preguntas que debes formular en clave de pseudoadivinación.
Primer ejemplo:
Segundo ejemplo:
Si tienes la paciencia de escribir la secuencia de preguntas y respuestas correspondientes a cada signo del zodiaco, comprobarás que, en todos los casos, el número máximo de respuestas negativas es dos. Esto hace que el mentalista pueda justificar esas respuestas negativas con alguna de sus excusas más socorridas: ¡la astrología no es una ciencia exacta! o ¡el espectador no transmite demasiado bien sus pensamientos!
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