74. Un mundo no euclidiano
Imprimir
Escrito por Miquel Barceló   
Viernes 03 de Junio de 2011

Un mundo no euclidianoLes voy a hablar este mes de una novela que pasa por tener una explicación de raíz matemática, aun cuando en realidad, pese a todo, no es el tema matemático el que domina al final (pasadas las tres cuartas partes de la extensión de una novela que, evidentemente, se concibió en clave matemática). En el fondo y sin querer desvelar más de la cuenta de la trama (aunque me temo que acabaré haciéndolo, quien avisa no es traidor...), la novela tiene una explicación mucho más emparentada con la física (y con la disponibilidad de energía...) que con la matemática. Pero...

En cualquier caso se trata de una brillante novela, muy bien escrita e interesante, también, por otros conceptos. Sumamente recomendable.

La novela es Inverted World (1974) del británico Christopher Priest y, como puede verse, tiene ya más de treinta y cinco años. Procede de un relato breve anterior con el mismo título. En España se publicó, en 1984, en una edición en bolsillo en la colección Ultramar Ciencia Ficción con el título "El mundo invertido" hasta que, recientemente, ha sido reeditada, en 2010, por La Factoría de Ideas en el número 175 de la colección Solaris Ficción, ahora con un nuevo título ("Un mundo invertido") y atribuida la versión a un nuevo traductor.

Christopher Priest es un autor "de calidad", de esos que se preocuparon también por la forma y no tan solo por el contenido de sus historias de ciencia ficción. Uno de esos autores interesados en mejorar el aspecto literario de la ciencia ficción, cual ocurría a menudo en los años sesenta y setenta del pasado siglo, aunque ahora me atrevería a decir que ese enfoque está ya "incorporado de manera natural" en la mayor parte de la buena ciencia ficción de nuestros días. Priest obtuvo el premio de la ciencia ficción británica (BSFA Award) precisamente por Inverted World (y, casi treinta años más tarde, por otras dos novelas más recientes: The Extremes y The Separation).

Una de sus obras, editada en español por Minotauro en 2002, The Prestige (1995), fue llevada al cine en 2006 con dirección de Christopher Nolan e interpretada por Hugh Jackman, Christian Bale, Michael Caine y Scarlett Johansson. Trata de la rivalidad entre dos magos de distintos orígenes sociales. El truco central es el del teletransporte e incluso aparece, en la novela y la película, el físico croata Nikola Tesla.

De entre las varias y siempre interesantes novelas de Priest me atrevo a destacar Fugue for a Darkening Island (1972). Edhasa la publicó aquí en castellano en 1981 con el título "Fuga para una isla", obviando el "ennegrece" que da sentido a la novela ya que ésta nos habla de una Gran Bretaña con mucha gente de color como resultado de la inmigración. Se trata de una historia que, hace ya casi cuarenta años, enfocaba el grave problema que puede representar la inmigración exagerada y sus posibles efectos en los sistemas de gobierno. Una hipótesis de ciencia ficción social con interesantes reflexiones.

Pero ya es hora de hablar de Inverted World.

En la portada de la edición española de Ultramar se dice explícitamente: "En un extraño mundo hiperboloide, una ciudad avanza incesantemente sobre sus raíles...". Parece claro que eso sugiere un mundo de geometría no euclidiana, sometido a sorprendentes situaciones que no encajan en nuestra sensación de "normalidad".

La novela narra las peripecias y la vida en una ciudad "distinta", una ciudad (bautizada como "Tierra") que recorre sobre rieles la superficie de un planeta extraño y desconocido. Diversos gremios trabajan para que la ciudad no detenga su movimiento en su insólita persecución de lo que llaman "el óptimo", un punto que parece estar fijo en el planeta, pero que fuerzas desconocidas parecen apartar generando extrañas aberraciones espacio-temporales tanto más intensas cuando más lejano se está de ese óptimo.

Los gremios que se  reparten el trabajo de mantener la ciudad en sus raíles en la continuada persecución del óptimo son, por ejemplo, los "investigadores del futuro", los encargados de la "tracción", quienes se encargan de la "construcción de las vías" o los responsables de la "construcción de puentes". Y, evidentemente, los "navegantes" que se encargan de trazar el curso apropiado ya que las vías se construyen para dejar paso a la ciudad y se desmontan una vez pasada ésta. Hay que superar todo tipo de obstáculos geográficos en esa continua persecución del óptimo.

La primera frase del primer capítulo (tras el breve prólogo) ya nos dice que estamos ante una situación extraña y no habitual y viene a ser un ejemplo, me atreveré a decir que casi "óptimo", de frase inicial que fuerza al lector curioso a seguir leyendo: "Había cumplido las seiscientas cincuenta millas de edad". Ahí es nada. La vida se cuenta por las millas que ha recorrido la ciudad: el futuro es la ruta que queda por recorrer, mientras que el pasado es lo que la ciudad va dejando tras su paso.

En ese mundo extraño, el protagonista Helward Mann tiene que salir de la ciudad para acompañar y hacer regresar a tres personas y afrontar los cambios y las metamorfosis que se inician a su alrededor... A medida que transcurre esa insólita excursión, Helward se da cuenta de que las mujeres que le acompañan están cambiando: "las pier­nas y los brazos eran más cortos, y más robustos. Los hombros y las caderas eran más anchos, los pechos menos redondos y más separa­dos".. Pronto se da cuenta de que "ninguna de ellas medía más de un metro y medio de altura, hablaban más rápido que antes y el registro de las voces era más agudo". Una problemática asociada a la distancia que les separa del óptimo.

Pese a lo que pueda parecer, en la ya tan citada página web "Mathematical Fiction" que gestiona Alex Kasman del College of Charleston, hay comentarios sobre el hecho de que esa apariencia de geometría no euclidiana (en concreto hiperbólica) no es en realidad tal.

Uno de los comentarios recogidos en Mathematical Fiction, el de alguien llamado Lupo Fanciullo (parece un pseudónimo, ¿no?), viene a comentarlo explícitamente.

Dice Lupo Fanciullo: "la matemática no es algo central en esta novela pero, como mínimo, hay una idea fascinante: la historia se desarrolla en un planeta de curvatura negativa. De manera más precisa, es el sólido que resulta de la revolución de una hipérbola rectangular girando en torno a una de sus asíntotas (el libro usa una terminología menos precisa, pero resulta claro de lo que está hablando). El punto "óptimo", por ejemplo, está situado en el vértice de la hipérbola, pero como el suelo del planeta se desliza, la ciudad nunca lo alcanza, de ahí la necesidad de moverla sobre raíles. Hacía el final del libro hay un cambio en torno a la forma del planeta".

Y, añado yo, varía la explicación sobre el porqué de tal situación anómala en un universo euclidiano. Pero, no hablaré de ello y dejaré que el lector disfrute de las complejidades matemáticas al menos aparentes y lo descubra por sí mismo. Aunque bueno es recordar que, en la nota final que el mismo autor incluyó en el libro, dice que la idea se le ocurrió en 1965 y la trabajó durante ocho años. Y, pese a lo que se diga en Mathematical Fiction, lo cierto es que esa nota demuestra claramente que Priest pensaba en una geometría hiperbólica (aunque, luego, casi al final de la novela, diera otra explicación posible de las muchas extrañezas de la novela). Habrá que leerla para desvelarlo. Yo no voy a decir más...

Para su información, les diré que en Mathematical Fiction se hace una encuesta sobre la calidad literaria de los textos, pero también sobre el contenido matemático en sí. En el caso de Inverted World, aunque sólo ha habido seis votantes (añádanse a ellos una vez leída la novela...), la información de resumen es:

Calidad literaria: 
4,5 sobre 5
Contenido matemático:  
2,33 sobre 5

lo que indica que estamos ante una muy buena novela que, al menos a primera vista (y en el pensamiento del autor...), tiene incluso un trasfondo matemático.

Hay más, mucho más, en esa novela que, además de tener una apariencia matemática, describe un mundo distinto y nos hace ver cómo, en cierta forma, todas las formas de vida, incluso la nuestra, dependen de las condiciones de ambiente que pueden llegar a configurar la forma en que funciona una sociedad determinada.

No es poca reflexión.

En resumen, se trata de una muy buena novela que deja un buen poso en el recuerdo (yo la leí hace ya más de treinta años y sigue en mi memoria con buen recuerdo...), y de la que hay que alabar la reciente reedición que la va a poner al alcance de muchos nuevos lectores.

 

Para leer:

- El mundo invertido (1974) Christopher Priest. Barcelona, Ultramar Editores, Grandes Éxitos de Bolsillo B-73, 1984.
Otra edición más reciente en: Un mundo invertido (1974). Madrid. La Factoría de Ideas, Solaris Ficción 175, 2010.

 
Volver