95. (Abril 2015) "Los soñadores lunares. Cuatro genios que cambiaron la historia", de Cédric Villani y Baudoin
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Martes 21 de Abril de 2015

Durante la Segunda Guerra Mundial, estaban aquellos que querían engullir la Tierra, y los que querían medir la Luna.

Se habla sobre todo de los primeros, con sus combates homéricos y sus planes grandiosos; pero el conflicto también tuvo lugar en las ideas y estados de ánimo de algunos soñadores atormentados pertenecientes a la segunda categoría. Querían medir la Luna, es decir, movilizar todas sus neuronas para comprender lo inaccesible, utilizar toda la ciencia del mundo para desarrollar lo imposible.

Eso, bajo la mirada burlona de la Luna, impasible ante el ajetreo de los seres humanos.

"Los soñadores lunares. Cuatro genios que cambiaron la historia", de Cédric Villani y Baudoin

Con estas palabras comienza Les rêveurs lunaires. Quatre génies qui ont changé l’Histoire (Gallimard/Grasset, 2015), un cómic con guión del matemático Cédric Villani y dibujos del ilustrador Edmond Baudoin.

Los cuatro soñadores son el físico y matemático Werner Heisenberg (1901-1976), el matemático Alan Turing (1912-1954), el físico Leo Szilard (1898-1964) y el militar Hugh Dowding (1882-1970), actores cruciales en la Segunda Guerra Mundial.

Cédric Villani y Edmond Baudoin, narradores y protagonistas en las páginas de Les rêveurs lunaires, repasan fragmentos de la historia a través de las reflexiones de estos cuatro personajes.  Uno a uno, los soñadores van desfilando y mostrando los conflictos morales ligados a su deber, su responsabilidad en el conflicto, sus sentimientos de orgullo o amargura, sus complejas situaciones personales…

Les rêveurs lunaires nos brinda, además, la ocasión de reflexionar sobre las complejas relaciones entre la ciencia y la tecnología y nuestra sociedad.

6 de agosto de 1945

Werner Heisenberg, junto a un grupo de científicos alemanes retenidos en Inglaterra, escucha en la radio el anuncio de la obtención de la bomba atómica por parte del ejército aliado. Más tarde, el físico repasa sus cálculos encontrando un error… ese fallo fue el que le llevó, en su momento, a pensar en la imposibilidad de fabricar la temida bomba.

Está bien, de todas formas, pensar que a base de fórmulas matemáticas escritas en borrador por una mano humana se pueden predecir cosas que son completamente invisibles, ¡fenómenos que se producen a una escala inaccesible! Armonioso como una sinfonía.

Werner Heisenberg

7 de junio de 1954

Alan Turing repasa su estancia y su trabajo en Bletchey Park. El padre de la informática moderna lamenta haber elegido la castración química frente a la cárcel, mientras ultima los detalles de su suicidio.

¿Una máquina libre? Pero ¿cómo ser libre en un mundo determinado por ecuaciones matemáticas? Afortunadamente, el principio de incertidumbre de Heisenberg nos trae esperanza.

Alan Turing

9 de enero de 1960

En un hospital de Nueva York, Leo Szilard se prepara para recibir una sesión de radioterapia para frenar el cáncer que padece. Copropietario, junto a Enrico Fermi de la patente sobre el reactor nuclear y colaborador en el Proyecto Manhattan, sus recuerdos se centran en sus aportaciones en otros campos.

El progreso es siempre ambivalente. Incluso la reacción en cadena servirá quizás, un día, para resolver los problemas energéticos del mundo.

Leo Szilard

Una fecha indeterminada de 1968

Hugh Dowding, con 86 años, realiza una visita al plató en el que se filma La batalla de Inglaterra. Su papel está representado por el famoso actor Lawrence Olivier… el oficial británico recuerda los momentos y sensaciones vividos en torno a ese momento histórico.

"Los soñadores lunares. Cuatro genios que cambiaron la historia", de Cédric Villani y Baudoin

6 de agosto de 1945: el avión bombardero Enola Gay lanzó la primera bomba atómica, que arrasó Hiroshima (página 13).

Nota 1

Cédric Villani realiza un guiño final, en el epílogo, a las soñadoras, como Lise Meitner –que aparece citada varias veces en el texto–, Rosalind Franklin o Ida Noddack.

Nota 2

Los textos reproducidos de Les rêveurs lunaires han sido traducidos del francés por la autora del texto.

 
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