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Junio 2008: Sociedad, Cultura y Ciencia en la época de Einstein (1879-1955) - Literatura alemana (1880-1945)
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Escrito por Miguel Hernández González, José Montesinos Sirera, Sergio Toledo Prats, Eduardo Martín Pérez y José Andrés Oliva Hernández   
Domingo 01 de Junio de 2008
Índice del artículo
Junio 2008: Sociedad, Cultura y Ciencia en la época de Einstein (1879-1955)
ÍNDICE DE LA EXPOSICIÓN
Introducción
Semblanza Bibliográfica
La Ciencia en el tránsito del siglo XIX al XX
1905, un año milagroso
El Principio de Relatividad
El concepto de masa
La gravedad (la evolución de un concepto)
Una época convulsa
Ciencia alemana y nazismo
La Matemática alemana en el siglo XIX
Arte de Vanguardia (1890-1939)
El cine (la pantalla demoníaca)
Literatura alemana (1880-1945)
Cómics y gravitación
Filosofía alemana (1870-1939)
Einstein y Bohr
El extraño mundo de la cuántica
Todas las páginas

Literatura alemana (1880-1945)

imagenEn la literatura alemana de finales del XIX siguen vigentes los modelos narrativos del realismo y el naturalismo francés, con su fuerte carga de crítica social, como se aprecia en la obra de Theodor Fontane y Wilhelm Raabe. En Effi Briest (1898) se ocupa Fontane del papel social de la mujer y en Der Stechlin (1899) traza un preciso retrato de la aristocracia de Brandenburgo. Raabe escribió novelas históricas y relatos sobre la clase media, perfilando caracteres singulares y con un gran pesimismo schopenhaueriano de fondo. El naturalismo de los dramas y novelas de Gerhart Hauptmann, defensor del proletariado y premio Nobel en 1912, alcanza su cima en Los tejedores de Silesia (1892) y El chófer Henschel (1898). La poesía de los comienzos del siglo XX está marcada por el simbolismo de George, Rilke, Hofmanstahl y el expesionismo de Trakl y Benn. Los poemas de Hugo von Hofmannsthal destilan una exquisita melancolía, como los de La muerte y el loco (1893). imagenSu fama llegó al escribir los libretos de algunas óperas de Richard Strauss, como El caballero de la rosa y Ariadna en Naxos. Stefan George se inspira en el ideal griego del poeta como revelador de lo divino y lo sublime, según se ve en El tapiz de la vida y los cantos del sueño y de la muerte (1900). En los Cuadernos de Malte Laurids Brigge (1910) Rainer Maria Rilke vuelca los problemas existenciales que tensan la vida interior del artista. En Elegías del Duino y Sonetos a Orfeo, obras de 1922, intenta superar el decadentismo de la época. El expresionismo poético tiene sus mejores representantes en Georg Trakl y Gottfried Benn. Los poemas de Benn retratan con cinismo la degeneración física y moral, como en Morgue (1907) y Carne (1912). Aunque Trakl se suicidó muy joven, superado por los horrores de la guerra, tuvo amplia influencia en las décadas posteriores con Poemas (1913) y Sebastián en el sueño (1915).

imagenEl vienés Arthur Schnitzler se hizo popular con sus comedias y dramas psicológicos donde trata el egoísmo amoroso, el miedo a la muerte, el autoengaño y las máscaras sociales, como Anatol (1893), Reigen (1897) y La ronda (1920). En la dramaturgia expresionista sobresalen Frank Wedekind, Georg Kaiser y Ernst Toller. El conflicto entre la libertad sexual y el la moral filistea de la burguesía es el tema central de Wedekind en su ciclo sobre Lulú, la mujer fatal, compuesto por El espíritu de la tierra (1895) y La caja de Pandora (1904). Sobre ese material Alban Berg escribiría una ópera y Pabst rodaría una película. Kaiser empieza con obras que escenifican el conflicto del hombre con un mundo de máquinas donde impera la maximización de beneficios, como De la mañana a la noche (1916), para centrarse finalmente en el tema del amor, como en El amante fantasma (1928). Entre los dramas sociales de óptica marxista de Toller el más famoso es El hombre y las masas (1923), escrito en prisión. Las obras antiburguesas de Bertolt Brecht alcanzaron rápida fama: La ópera de cuatro cuartos (1928), Ascensión y caída de la ciudad de Mahagonny (1928), Madre Coraje y sus hijos (1941) y La vida de Galileo(1943).

Los grandes narradores del período de entreguerras son los alemanes Thomas Mann, Hermann Hesse y Alfred Döblin, los checos Frank Kafka y Frank Werfel, y los austríacos Karl Kraus, Robert Musil, Hermann Broch y Joseph Roth. En Los Buddenbrook (1900) Mann describe las virtudes y defectos de la burguesía en una saga familiar de tres generaciones. En Muerte en Venecia (1912) enfrenta erotismo, autodestrucción y voluntad de estiloen la vida del artista. La montaña mágica (1919) retrata el mundo como un sanatorio donde luchan entre sí la tentación de abandonarse a la enfermedad y la voluntad de vivir. imagenEntre 1933 y 1943 publica su tetralogía José y sus hermanos donde intenta trazar la separación entre mito e historia, entre culpa colectiva y responsabilidad personal. Los BuddenbrookLas obras de Hesse muestran el descontento con las convenciones sociales, la búsqueda de la autorrealización y una espiritualidad de impronta oriental: Demian (1919), Siddharta (1922), El lobo estepario (1927). Döblin en Montañas, mares y gigantes (1924) describe una Humanidad desarraigada de la Naturaleza que explota; su mayor éxito fue Berlín Alexanderplatz, donde la ciudad se convierte en protagonista de las historias de sus personajes. La maestría narrativa de Kafka recorre sus cuentos, como Un artista del hambre (1924), sus relatos, como La metamorfosis (1915), y sus novelas inacabadas El proceso, El castillo y América. Mezclando lo fantástico con lo real se describe el peso del poder y de la ley sobre la vida cotidiana, la desdichaproducto de la culpa y la angustia, la dificultad de comunicación, la burocratización de la existencia. Werfel escribe en 1933 Los cuarenta días de Musa Dagh, novela histórica sobre la matanza de los cristianos armenios por los turcos. imagenJudío convertido al cristianismo, en el exilio visita Lourdes y publica La canción de Bernadette (1941), buena muestra de su espíritu religioso. Karl Kraus fundó en 1899 la revista Die Fackel, muy popular gracias a su carga satírica. Escribió cuadernos de poemas, publicados como Palabras en verso, ensayos como Ocaso del mundo por magia negra, donde fustiga al periodismo, y un drama contra la guerra: Los últimos días de la Humanidad (1922). Musil inicia su carrera con una exitosa novela de iniciación, Las tribulaciones del joven Törless (1906), aunque su gran obra, inacabada, es El hombre sin atributos (1930-33), sátira de la alta sociedad del declinante Imperio austrohúngaro, en la que ocupan un lugar principal la locura y el erotismo. En los años 30 Broch publica su trilogía Los sonámbulos, exponiendo la decadencia europea, y en 1945 La muerte de Virgilio, extenso monólogo interior en que traza un paralelismo entre Roma en tiempos del poeta y el presente de Europa. Su estilo expresionista, que gusta de la experimentación técnica, mezcla poesía, ensayo, narración y drama. Se considera que La marcha Radetzky (1932) es la obra cumbre de Joseph Roth, cuya narrativa se centra en la descripción del crepúsculo ideológico de la Viena de los Habsburgo, tratado asimismo en La cripta de los capuchinos y La noche mil dos, ambas de 1938.

imagen ciudad



 

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