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La incógnita Newton
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La incógnita Newton
Categoría: Literatura matemática
Autor:
Catherine Shaw
Editorial:
rocaeditorial
Año de publicación: 
2005
Nº de hojas:
314
ISBN:
84-96284-74-3

Desde que Agatha Christie y Arthur Conan Doyle popularizaran el género, existe en el Reino Unido cierta tradición en la novela de crímenes y misterio. Que recuerde en este momento (además de los detectives de los autores mencionados, Hercules Poirot, Miss Marple y Sherlock Holmes), está el venerable herbolario benedictino fray Cadfael (20 novelas y 3 historias cortas debidas a Ellis Peters, seudónimo de Edith Pargeter) cuyos avanzados conocimientos en todo tipo de hierbas (y su buen olfato) le permitían resolver los más abyectos crímenes allá por el año 1135; el detective de la Corte Hugo Corbett (15 aventuras), el dominico Athelstan y el obeso forense John Cranston en el Londres de 1370 (10 novelas), Benjamin Daunbey y el díscolo Roger Shallot en época de Enrique VIII, Amoretke en el Antiguo Egipto (todos ellos del prolífico hasta en la firma, pues utiliza media docena de seudónimos diferentes, Paul Harding); el escriba Huy también en Egipto (de Antón Gill), el tuerto Owen Archer (de la no menos prolífica Candance Robb); etcétera, etcétera…

Habida cuenta de que aparecen agudos detectives en todas las épocas y de casi cualquier profesión (eso sí, siempre, británicos), era cuestión de tiempo que algún novelista de su graciosa majestad escribiera sobre misteriosos asesinatos en un ambiente matemático. Y esa es, de momento, Catherine Shaw (al parecer también un seudónimo) y su heroína, la maestra Vanesa Duncan, protagonista hasta el momento de cuatro aventuras: la que nos ocupa La incógnita Newton (The Three-body Problem, 2004) y las no editadas en castellano por el momento, Flowers Stained with Moonlight (2005), The Library Paradox (2006) y The Riddle of the River (2007).

Con estos antecedentes parece fácil imaginar el patrón estándar que sigue la novela: crímenes que hay que desvelar encuadrados en un marco histórico real en el que se nos va introduciendo mediante personajes y acontecimientos que ocurrieron (para dar cierta verosimilitud a la trama), junto a otros ficticios que no desentonen demasiado con los primeros. Además hay que tratar de sorprender al lector enrevesando u ocultando datos para mantener la expectación hasta un final que debe ser lo más inesperado posible.

Desde el punto de vista matemático la novela no contiene ningún cálculo, demostración o razonamiento explícito, se limita a presentar o referirse a matemáticos y problemas célebres. Como la autora reseña en una nota al final del libro, el Concurso del Aniversario organizado por Mittag-Leffler, tuvo lugar tal como se describe; el título original de la novela, El problema de los tres cuerpos, corresponde a uno de los trabajos presentados; el anuncio publicado en Acta Mathematica está fielmente reproducido; y el resultado final fue, históricamente, el que se describe. También es real la controversia que suscitó la aparición de las geometrías no euclideas entre los matemáticos de la época, y los problemas y cuentos matemáticos ideados por Lewis Carroll en sus publicaciones y colaboraciones en revistas.

Hubiera sido una excelente ocasión para profundizar un poco más en estos temas, describiéndolos con algo más de detalle, exponiendo alguna de sus aplicaciones, pero no estamos ante un texto divulgativo, sino ante una novela de lectura rápida y sin complicaciones donde lo que se quiere es entretener al lector con un enigma criminológico, cuya resolución por otro lado nada tiene que ver con el del problema matemático. El problema de los n cuerpos fue uno de los que motivó una parte importantísima de la matemática, los sistemas dinámicos (es también un ejemplo de la teoría del caos, dentro de los casos de dinámica no lineal), que en la actualidad plantea multitud de cuestiones abiertas en proceso de investigación. Aunque originariamente la cuestión fuera planteada por Newton, el título que se ha elegido en castellano no es demasiado afortunado por ambiguo y por no tener nada que ver ni con la época de la historia que se narra ni con el propio Newton. Por el contrario, sitúa al potencial lector ante algo que suena a esotérico tan de moda en el actual mundo editorial; por otro lado, el título original aporta un doble significado ya que el número de asesinados en la trama es precisamente tres.

En lo que hay poco que objetar es en la descripción de los aspectos sociales que conlleva la colaboración entre matemáticos. La autora parece tener un buen conocimiento del mundillo matemático proponiendo unos personajes que no llegan a ser los desquiciantes estereotipos habituales, y plantea cuestiones de compleja resolución con las que todos los investigadores se han topado alguna vez: cuando se trabaja en equipo (algo habitual en la actualidad), ¿cómo medir el grado de implicación de cada miembro?, ¿a quien atribuir la idea o el comentario que permite llegar finalmente a una demostración?, ¿cómo valorar el trabajo más artesanal, el de las operaciones, las comprobaciones o la redacción final de un artículo?, ¿cómo considerar los méritos de cada uno de un modo justo sin molestar a nadie por mucho nombre o categoría que pudiera tener si se diera el caso?

La atmósfera victoriana también está bien perfilada. Precisamente por eso la resolución final es del todo increíble:¿quién va a creer que un juez en esa época iba a tomarse la molestia de retrasar un veredicto ya tomado por escuchar los argumentos de una mujer que además está enamorada del acusado? Pero claro, la justicia británica debe aparecer intachable.

A pesar de todas las pegas, que aparezcan novelas en las que las matemáticas o la historia de las matemáticas y sus artífices estén presentes es incuestionablemente interesante de cara a la popularización de nuestra disciplina. Algo aprenderemos; al menos nos sonarán nombres como los de Cayley, Poincaré, Mittag-Leffler, Chisholrn, Weierstrass, Kovalievskaia, en lugar de llenar nuestras limitadas memorias de Frodos, Gandalfs, Skywalkers, Potters y demás parafernalias. Sólo faltan historias interesantes y sobre todo, más creíbles….

En el número 52 de la revista SUMA, páginas 123-127, nuestro compañero Constantino de la Fuente propone un guión de posibles actividades para alumnos de Secundaria a propósito de esta novela, titulado Un misterio en Cambridge, que puede resultar de interés. Asimismo en la red hay muchos enlaces explicando el problema de los n cuerpos. Uno de ellos, relacionado con su planteamiento original, la Astronomía, puede verse aquí.
 Materias: Historia de las Matemáticas, Concursos Matemáticos, Controversia acerca de las geometrías no euclideas, El problema de los n cuerpos.
 Autor de la reseña: Alfonso Jesús Población Sáez (Universidad de Valladolid)

 

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