Leontieff y la economía académica. Hay un exceso de modelos matemáticos abstractos de difícil aplicación y mínima utilidad
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La Vanguardia, 20 de Marzo de 1999
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VENTANA ABIERTA
JACINT ROS I HOMBRAVELLA Wassily Leontieff, premio Nobel de Economía, falleció recientemente con 91 años cumplidos; Fabià Estapé le dedicaba un certero recuerdo desde estas mismas columnas. Por descontado que la principal aportación de Leontieff fue crear (digo crear) el modelo técnico adecuado para llegar a conocer las relaciones entre los sectores productivos -bienes y servicios- en vistas, también, a poder tenerlas en cuenta, cuantitativamente, a efectos de política económica; sin descuidar, por cierto, la necesidad de mejora estadística como paso previo para poder llegar a saber algo interesante, útil y aplicable. Las tablas "input-output" habían nacido (insumo-producto, como se tradujo en Madrid).
Pero Leontieff tocó muchos otros temas. Por ejemplo, le preocuparon los temas metodológicos, así que exploró la solidez, relevancia y utilidad de la ciencia económica. Se hizo famosa su carta artículo de la revista "Science", en 1982, en la que hay una crítica abierta e incluso cruel a la orientación general (y predominante) de la economía científica y académica en EE.UU., con su consiguiente influencia en todo el mundo, incluida Cerdanyola del Vallès, por creer que, en lo básico, sigue siendo válida. Resumo a continuación sus puntos básicos.
El eje de sus preocupaciones es el de la utilidad de la economía académica, con los recursos que absorbe en enseñanza e investigación (sin olvidar el tiempo de los alumnos). Observa Leontieff que más de la mitad de las investigaciones publicadas en las "mejores" revistas norteamericanas, en aquellos tiempos, son modelos matemáticos, muy abstractos y agregados y sin ninguna referencia a la realidad (ni usan datos), lo que se le antoja muy poco útil (si bien son siempre un ejercicio de rigor y pueden conducir a desarrollos a la larga aplicables).

Derroteros equívocos
Leontieff, a sus entonces 74 años y en torno a 10 como Nobel de Economía, no estaba nada contento con los derroteros de la ciencia económica norteamericana. De entre los estudios publicados por la revista "American Economic Review", tan sólo encuentra verdadero interés y utilidad en una cuarta parte. Recuerda que "la economía, como ciencia empírica, trató desde su origen fundacional con los fenómenos de la realidad económica y de la experiencia común", y registra con alarma que tal designio -contribuir a la mejora de la sociedad que, por cierto, paga la economía académica- se está abandonando.
Recuérdese que se refiere a las tendencias de los 70 y primeros 80, pero que siguen presentes si es que no en avance en EE.UU. o Europa y desde luego en la universidad española y catalana. El profesor Leontieff es contundente: "Al no aceptarse, ya de entrada, la dura disciplina de desentrañar la realidad, del todo aceptada en las ciencias naturales (físicas), los economistas han venido desarrollando una casi irresistible predilección por el razonamiento deductivo. De hecho, muchos han entrado en esta profesión desde la matemática pura o aplicada. Las revistas de la economía científica especializada están llenas de fórmulas matemáticas que conducen al lector desde un conjunto de supuestos más o menos plausibles, pero del todo arbitrarios, hasta conclusiones o proposiciones teóricas formuladas con rigor pero irrelevantes o inútiles". Inutilidad en el sentido de que no se pueden aplicar a las realidades del entorno ni para explicarlas ni para predecirlas ni, claro está, para mejorarlas.
Esta mentalidad y orientación también se reflejan en desinterés por mejorar el aparato estadístico (¿para qué?), según Leontieff, quien pronostica en 1982 sobre EE.UU.: "Es lo más probable que esta situación y orientación se mantenga en la medida en que sus seguidores continúen ejerciendo desde departamentos académicos influyentes su afán de control sobre la formación, promoción y actividades de investigación de los más jóvenes y a través de los criterios de evaluación y de los consejos de revistas científicas sobre sus colegas del mismo nivel". En realidad se quiere decir sobre los de otra orientación, que existe y es amplia, a menudo "distraídos" en llegar a entender la realidad económica. Me refiero a autores americanos y europeos: D. Colander (1991), Hausman (1992), el gran Tilles Hutchison, desde Birmingham (1992), Backhouse (1994), Closkey (1994), M¿aki, desde Helsinki (1990), Eichner (1983), Brenner, quien ya entra en la necesidad de reformar los planes de estudios de "económicas", etcétera (amplia bibliografía disponible, desde luego con soluciones aplicables).
Y en esto estamos; también en estos pagos, Leontieff concluye haciendo suya la conclusión a la que llegó el "Business Week", una de las mejores revistas económicas, al término de una reunión de la Asociación Americana de Economía": "El rey ya en pelotas" (soluciones en un próximo artículo).

 
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