Uno de cada tres alumnos de Matemáticas abandona la carrera después del primer año
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El País, 29 de junio de 1999.
Base, Sociedad, pág. 37 - Reportaje
Reportaje
FERNANDO NEIRA Madrid Uno de cada tres alumnos de Matemáticas abandona la carrera después del primer año

Los estudiantes llegan a la facultad con un bajo nivel de formación en la materia
Hay estadísticas que los responsables de las facultades de Matemáticas de todo el país ven con malos ojos. Y las relativas a los alumnos que abandonan la carrera después del primer año, sin haber aprobado una triste asignatura, figuran entre las más ingratas.

Aproximadamente uno de cada tres nuevos estudiantes de Matemáticas se desmoronan al primer contacto con el mundo de las ecuaciones, los logaritmos neperianos y las derivadas, y los pronósticos -por mucho que éstos no sean una ciencia exacta- apuntan a que tales índices aún pueden empeorar a lo largo de estos próximos años.

La voz de alarma la dio primero la facultad de la Complutense de Madrid, que en apenas cinco años ha visto cómo el porcentaje de fracasos se disparaba del 8% al 27%. No obstante, en otras ciudades no les van a la zaga, sino más bien al contrario. En la Central de Barcelona, de los 276 alumnos que entraron en Matemáticas el año pasado sólo tres lograron aprobar las tres asignaturas del primer cuatrimestre, mientras que los que habían hecho pleno de suspensos eran 205: el 74,2%.

Los datos son casi igual de desesperanzadores en la Universidad de Granada, donde Matemáticas también ocupa el primer puesto en la clasificación de abandono de estudios. En concreto, el curso 1997-98 se saldó con 77 bajas sobre un total de 204 nuevos estudiantes, un índice de frustraciones (37%) que supera ampliamente el de carreras tan exigentes como Físicas (28,8%) o Químicas (32,9%). Granada es la universidad española con más capacidad para futuros matemáticos: 400 plazas para el curso que se avecina.

¿Qué está sucediendo? Hay opiniones para todos los gustos, pero la mayoría de expertos consultados por este periódico advierte de que el problema no parte de las facultades, sino que se arrastra a lo largo de todas las etapas del sistema educativo, desde la primaria hasta el bachillerato.

Suspenso en selectividad
Por ejemplo, en la selectividad madrileña de 1998 los quebrados y las integrales ya se les atragantaron a muchísimos estudiantes. Las notas medias en los ejercicios de esta materia -un 2,7 en las matemáticas para alumnos de letras y un 3,4 para los de ciencias- supusieron las peores calificaciones de cuantas asignaturas componían el ejercicio selectivo. En Andalucía, la calificación media en Matemáticas I subió a un esperanzador 5,2, pero en Matemáticas II se quedó atascada en 3,2. En pocas palabras: suspender las matemáticas se ha convertido en lo normal.

Miguel de Guzmán, catedrático de análisis matemático en la Complutense de Madrid, está convencido de que la calidad de la enseñanza secundaria "ha caído en picado" de unos pocos años a esta parte. "Muchos alumnos llegan a la facultad sin haber visto una triste demostración", se lamenta. Y añade: "Además, como los profesores universitarios todavía no nos hemos habituado a esta circunstancia, seguimos midiendo con la misma vara a una gente que llega con un nivel más bajo. El resultado es un índice de fracaso académico que yo encuentro aterrador".

De Guzmán, que ha sido presidente de la Comisión Internacional de Educación Matemática, aboga por tomar medidas "urgentes y desde la base" para poner freno a la actual situación. "Desde luego, no es tolerable que las matemáticas hayan dejado de ser un elemento fundamental en la formación de los maestros. Hasta dentro de 20 años no creo que se enderece este panorama, pero para eso tenemos que empezar a tomar medidas ya mismo", propuso.

Y es que, a juicio de este profesor, las matemáticas han pasado a estudiarse en la escuela como "una acumulación de rutinas sin sentido, igual que si se estuviera enseñando caligrafía". Mucho mejor sería, en su opinión, que se enfocara este aprendizaje de un modo más lúdico: aplicaciones prácticas, ejercicios de lógica, entronque con la historia de la cultura y el pensamiento, la teoría de grafos...

Enseñanza "light"
Más escéptico aún se mostró Carles Simó, catedrático de matemática aplicada en la Universidad de Barcelona. "La tendencia del momento es a que la enseñanza sea light: igual que el tabaco, la comida o la Coca-Cola", apuntó sin ambages. "Por ello, aunque sea deshonesto", agregó, "los alumnos pueden pasar de curso en primaria o secundaria aun sin saber casi nada. La educación en serio se ha convertido en un elemento muy poco popular desde la perspectiva de los políticos".

Así las cosas, la solución pasa en primer término, a juicio de Simó, por el Ministerio de Educación. "Los gobernantes deben dejar de pensar que el pueblo llano es tonto y que no se le puede dar una serie de explicaciones. Evidentemente, ha llegado la hora de reaccionar", exclamó. En un segundo término, este catedrático catalán abogó por crear una diplomatura de Matemáticas de tres años, puesto que esta disciplina sólo se contempla, hasta ahora, como una licenciatura de cinco. "De la misma manera que cualquier muchacho asume que hay gente capacitada para practicar el tenis y gente que no, debe asumir algo parecido en el terreno de las actividades intelectuales. Una diplomatura sería una buena solución para diversificar niveles de enseñanza y encauzar a quienes buscan una cosa más concreta", razonó.

29/06/1999
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Una nota de acceso demasiado baja

F. N Madrid

Mientras la cuarta parte de los alumnos de Matemáticas de la Complutense debe abandonar estos estudios después de suspenderlo todo en el primer año, el porcentaje de fracaso desciende hasta poco más del 10% en el resto de titulaciones que se ofrecen en esta universidad madrileña, la más numerosa de todo el país. Uno de los motivos de este desfase puede encontrarse, según el decano de la facultad, José Carrillo, en la nota de acceso a los estudios matemáticos. "El año pasado se quedó en un 5,53, y no creo que en éste haya grandes variaciones. La nota se me antoja demasiado baja para unos estudios de este nivel", confesó.

El panorama es parecido en otras facultades. El año pasado, Granada pedía un 5 pelado; Cantabria, un 5,4, y Barcelona, un 5,29.

Esta circunstancia produce, según Carrillo, que se incorporen a la facultad bastantes alumnos que no tenían esta carrera como la primera de las prioridades. "Además, se produce una especie de círculo vicioso. La mentalidad imperante señala que un alumno con una nota media de 7 no se anima a matricularse en una carrera que sólo pide un 5,5. Es como si las matemáticas perdieran pedigrí", reflexionó el decano.

José Carrillo coincide en que se ha registrado un "bajón importante" en el nivel matemático de las nuevas generaciones de alumnos. "La preparación de los chicos de 18 años de ahora no tiene nada que ver con la que demostraban hace sólo cinco o diez años. Sospecho que la reducción de carga docente en la LOGSE, de cinco a tres horas semanales, tiene mucho que ver en ello", señaló.

En consonancia con esta idea, la Facultad de Matemáticas de la Complutense ha puesto en marcha, de manera experimental, un "curso cero" de acceso a la carrera, una asignatura introductoria que, con carácter voluntario, se ofrecerá a los alumnos durante sus tres primeros meses de estancia en la facultad.

 
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