Mikel Varas (Escritura en el aire)
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Viernes 13 de Julio de 2012

Mi nombre es Mikel Varas. Escribo esculturas y esculpo poemas, partiendo de materiales como el acero inoxidable, madera... Me sirvo de la luz y de las sombras para escribir palabras en el aire, para que los pájaros puedan leerlas. Para que todos nosotros podamos, asimismo. La sombra muestra nuestro miedo y nuestra falta de conocimiento y la luz construye la pregunta. La respuesta está en cada ojo, encada intuición, en cada cerebro en el que se cierra el círculo de nuestra ignorancia y nuestro conocimiento.

El mundo es una enorme ciudad, donde cada uno de nosotros encuentra el sentido a sus vidas. Está escrito en el significado de los edificios, de las calles, de los barrios, delas camas, de los techos. Está escrito en la lucha entre nosotros por un lugar en el que estar, por un lugar en el que existir y al que ir. No hay sitio para todos en todos los lugares y la lucha se refleja en el espejo de sus propios límites. Cada instante, algo se quiebra y, situado entre la luz y el vacío, crea la sombra y hace que la luz tenga sentido.

El punto de partida de mi arte es un diálogo con los espacios sociales, con los lugares que cada ser humano ocupa. Este lugar tiene sus dimensiones espaciales y temporales, y también tiene sus dimensiones intra-humanas e inter-humanas. Es el punto donde dos personas conectan.

Esta conexión curva el acero, brota de las tablas de madera y se traduce en emoción. Una emoción que hace humano al mundo. Una emoción que muestra al ser humano que es humano.

ESCRITURA EN EL AIRE

PIDO LA PALABRA

Mi estudio comienza con la búsqueda incasable de la poética.

La palabra…
el medio de expresión de la idea.
El propósito experimental en el que creo y al que quiero llegar

La poesía, la escultura, la palabra,
ayudados por la luz,
el conjunto de la idea.

Para leer la poesía completa, pincha aquí.

Mikel Varas


MIKEL VARAS

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BIOGRAFÍA:

Mikel Varas compagina la escultura con la poesía y la reflexión relacionándolo siempre a cuestiones artísticas, sociales y personales con la única intención de comunicar para vivir. En sus palabras toca temas sociales directos sin rodeos ni adornos, huyendo del retoque del poema. Su estilo es fugaz, informal, testimonial, antipoético, en ocasiones punzante y concentrado en la búsqueda de la economía del lenguaje. Sin abstenerse de los recursos expresivos del lenguaje del habla. Sus palabras urgen ser escritas, huyen de los ajustes formales. Se advierte preocupación por los aspectos sociales, cierta actitud de rebeldía, un pesimismo lleno de miedos, y dudas que huyen de la realidad. Se manifiesta también en sus poemas un amor a Bilbao desde lo más íntimo y su preocupación por buscar un lugar en él, donde ser y no dejar de ser.

Sus esculturas, son un arte de un ser tremendamente humanizado, son un lleno de luz y a la vez de sombra, un vaciar y llenar con los mínimos recursos, jugando con la gravedad de materiales como el acero inoxidable o la madera. Poesía espacial en movimiento.

Mikel ha recibido diferentes premios y reconocimientos tanto en escultura como en poesía, destacando un accésit en el certamen internacional “Aires de Córdoba”.

Pueden verse sus primeras obras públicas: en la Aldea del Portillo de Busto (Burgos): ”Encantapájaros, Enredadera, Improvisación…” , en la sede de la empresa Tubos Reunidos (Amurrio, Araba) : “Infinito”, o “Irrintzi en el aire”en la entrada por la autovía a Basauri (Bizkaia).

Libros públicados: Esculpiendo la palabra (Ed. Beta 2006), Garabatos en el aire, hacia un horizonte circular (Ed. 2009) y Negro contra luz (2012) Auto-edición

Exposición en DivulgaMAT


 

Catálogo de Obras:



PIDO LA PALABRA

Mi estudio comienza con la búsqueda incasable de la poética.

La palabra…
el medio de expresión de la idea.
El propósito experimental en el que creo y al que quiero llegar

La poesía, la escultura, la palabra,
ayudados por la luz,
el conjunto de la idea.

Donde están mis palabras,
dentro o fuera de mi garganta.
Desnudas o descalzas.
Llevan un paraguas por si llueven ecos.
Por si la saliva no las traga.

Donde están mis palabras:
en la memoria, en los sueños, en el reloj,
en las arrugas de mi cara.
En el suelo, en el techo, en la luz,
en el respirar que tiro por la ventana.

Mis palabras no tienen colores.
Ni son negras ni blancas.
No entienden de límites ni de reglas.
Acaso el lenguaje de las ideas,
que no tiene religión, tampoco bandera.
Por eso están solas.
Por eso, estando con nosotros,
estamos tan en ellas.
Ilegible caligrafía apresurada.

Las palabras que digo me interpelan,
me llaman por ese nombre tan íntimo:
que me hace humano,
aquello que no puede expresarse
con y sin ellas.

El silencio es una palabra que regresa,
como lluvia, como hierro curvado,
a la tierra.

El silencio es una palabra
que teme no ser comprendida.

La lengua, el aliento,
la voz, el lenguaje
y las palabras.
Existen cuando se callan,
en forma de dolor, alegría o esperanza.

Existen cuando no se callan.
Dimensiones de vida.
Paisajes sin distancias.
Puertas que dan a dos puentes
de existencia prolongada.

Son palabras.
Las palabras que nacen y mueren habladas.
Con cuatro tirafondos se sujetan.
Alimentan mi ser.
Dialogan con mi conocimiento.
Respiran y a la vez me ahogan.

Sí,
soy un junta letras.
Un junta letras de palabra.

En las raíces está la lengua.
En la anatomía, las huellas.
Como un deseo que, si no alumbra, se quema.
Las palabras invencibles
preguntan y no dan respuestas.

Si despreciamos lo que la lengua nos trae
sabremos cómo somos,
pero no sabremos qué somos.

Si guardamos lo que la lengua nos da
y no lo repartimos con generosidad,
dejaremos de ser.

La lengua solo muere
cuando es traicionada su verdad.

¡Pido la palabra!
Indomable, libre y esclava.

Como un goteo,
como un sonido,
como una herramienta
que fue grito.
Que es eco.
Para ser poema.

Los labios son mímica
que los brazos sujetan.
Lo que las palabras abrazan
en las palabras se queda.

Palabras que necesito para respirar,
para calentar mis ideas,
para taparme,
para asearme,
para que se me entienda.

Palabras con celo eterno.
Palabras de ese otro yo.
que hay en mi cabeza.
De ese otro que, a palabrazos,
asusta y a la vez crea.

Las pienso.
Las sueño.
Las necesito.
Las deseo.
Las coso a mi cuerpo.

Aunque nadie se entere.
Aunque no se me escuche.
Aunque nadie lo entienda.
Mis palabras están, aunque no se vean.

Son luces,
son sombras.
Melodías de la voz.
Canciones al diálogo.
Enigmas pausados
que se renuevan a diario.

Son mi gramática,
mis labios y mi aliento.
Mi sudor,
mi honor,
el equipaje de mi cuerpo.

A veces me llevan…
otras se las lleva el viento.

Son palabras plásticas,
Intangibles e imaginarias.
Palabras que matan callando.
Y me matan cuando callo.

Palabras que me hacen ser lo que soy.
Aunque no seme vea.
Cuerpo sin materia.
Ecos de anotaciones eternas.

Las palabras permanecen,
sobreviven a mi muerte,
alimentando otras palabras.
Lenguajes que guardan la vida
de los que han muerto,
a la sombra de lo que han dicho
o han dejado de decir.

Palabras que me hacen ser.

No más que palabras.

No menos que palabras.

 
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