41. Las lecciones del profesor Escalante (PdM II) |
Escrito por Alfonso J. Población Sáez |
Martes 12 de Mayo de 2009 |
Recordamos este mes las vivencias de un profesor real plasmadas en una película y algunas noticias relacionadas con el cine, la televisión y las matemáticas que han ido surgiendo desde el mes anterior. Los lectores habituales de esta sección recordarán que el mes pasado comenzamos una revisión dedicada a cómo nos muestra el cine a los Profesores de Matemáticas (de ahí el añadido PdM II en el título). Probablemente el mejor modo de haber comenzado hubiera sido con Lecciones Inolvidables (Stand and Deliver, Ramón Menéndez, EE. UU., 1988) al menos por dos razones: ser una de las pocas biografías de un matemático en el cine (aunque sólo de una parte concreta de su vida) medianamente fiel a la realidad, y estar centrada prácticamente en su totalidad en la docencia. Subsanamos lo dicho, debido básicamente a la falta de tiempo para volver a visionar la película, dedicándole este mes nuestra reseña. La película plantea varios asuntos de interés, aunque es evidente que el realizador lo que ha querido subrayar por encima de todo son las desigualdades sociales que sufren algunos colectivos étnicos en el tan cacareado país de la igualdad de oportunidades para todos. De ahí pasa a mostrar algunas consecuencias de tan lamentable situación, en este caso, una dura crítica al sistema de enseñanza norteamericano. Esquemáticamente el argumento es el siguiente: el profesor Escalante (interpretado por un magnífico Edward James Olmos, que durante un mes estuvo literalmente pegado quince horas al día al profesor Escalante, sin perderse una sola de sus clases, para preparar su papel) llega a un centro de Secundaria de un barrio de Los Ángeles después de dejar un cómodo trabajo de informático en una empresa, pleno de vocación y ganas de enseñar. Allí ya nos imaginamos lo que se va a encontrar: un grupo de alumnos indisciplinados, algunos pertenecientes a bandas callejeras, y la mayor parte prácticamente analfabetos. Convencido del potencial de estos chicos, adopta unos métodos de enseñanza nada convencionales para tratar de que ellos mismos también se lo crean, y los prepara para unos exámenes estatales de contenidos matemáticos preuniversitarios (básicamente álgebra y cálculo). La mayor parte de los estudiantes alcanzan unas calificaciones excelentes, lo que despierta las sospechas de las instituciones académicas que realizan una investigación. Los inspectores encargados del asunto deciden anular las calificaciones obtenidas basándose en que todos tuvieron los mismos errores en los mismos puntos, y además algunas resoluciones utilizaban procedimientos poco convencionales. Dándoles la opción de repetir las pruebas, aunque con poco tiempo para volver a prepararlas, los estudiantes repiten su hazaña. ¡Cuántas veces hemos visto lo mismo, y siempre con la certera impresión de asistir a un cuento de hadas! Constituyen prácticamente un subgénero dentro del propio subgénero de películas relacionadas con el mundo escolar. Desde la realista Semilla de maldad (Blackboard Jungle, Richard Brooks, EE. UU., 1955), la idealizada Rebelión en las aulas (To Sir,with Love, James Clavell, Gran Bretaña, 1967) (hoy sólo un amable ejemplo sesentero, algo cursi) a auténticos bodrios como El sustituto (The Substitute, Robert Mandel, EE. UU., 1996) o Mentes peligrosas (Dangerous Minds, John N. Smith, EE. UU., 1995). Lecciones Inolvidables, una película de bajo presupuesto, con muchos actores debutantes y amateurs, es una de las más aceptables. Sin embargo es bastante desconocida (salvo para los que nos gustan las matemáticas), no tiene escenas de acción espectaculares y nunca tuvo la grandilocuente publicidad que hoy se estila hasta para subproductos de lo más vergonzoso. La película tiene muchos momentos destacables: prácticamente cada escena plantea algún aspecto interesante relacionado con la docencia, pero no muestra muchas matemáticas:
Bueno quizá lo correcto hubiera sido decir, no muestra matemáticas muy avanzadas, pero lo cierto es que son bastantes cosas para lo que se estila en el cine. Respecto a los aspectos docentes, la película es de interés sobre todo para profesores, y más todavía para profesores desmotivados (conjuntos que probablemente sean iguales, salvo algún subconjunto de medida nula). Describamos brevemente algunos de estos momentos:
En una escena posterior, Raquel, la directora del departamento de matemáticas dimite de su cargo ya que no se le hace demasiado caso y no se pone de acuerdo con Escalante. Pero lo más destacable es el trato de Escalante con los alumnos, cómo logra primero que le hagan algún caso, y después interesarlos. Como no es cuestión de contar toda la película (que insisto, tiene su interés y se ve de un tirón gracias a la verosimilitud de los diálogos), describiremos una única escena, eso sí un poco larga, de Escalante en clase. El profesor se presenta vestido de cocinero, con gorra y delantal, y reparte una manzana a cada estudiante: Alumno: Quiero una hamburguesa. Guárdate las patatas, las cebollas y los pepinillos. Pareces un cocinero chino, tío. (desde entonces los alumnos le ponen el mote de “Kimo”, y a Escalante no le parece mal: todos le llamarán así en lo sucesivo). Evidentemente, eso no sucederá. De hecho Angel será uno de sus mejores alumnos. El primer macarra, el del dedo, pronto dejará de ir a clase. Ese es un aspecto realista: no todos van a poder ser reconducidos. La primera parte de la película es de presentación de un grupo de alumnos (siete, con especial atención a cuatro de ellos), su situación socio-familiar, y los intentos de Escalante por atraerlos a sus clases; después la parte de la preparación al examen y la acusación de copia. Algunas críticas han señalado que la actitud de Escalante, su entusiasmo y sus métodos, aunque loables, no dejan de ser acomodaticios al sistema, en lugar de cuestionarlo y enfrentarse al mismo. Aunque eso sería lo ideal, sin apoyos, lo único que conseguiría finalmente sería acabar desilusionado y “quemado” como sus compañeros y los mayores perjudicados volverían a ser, como siempre, los alumnos. La película está filmada al estilo de las producciones televisivas (no olvidemos el limitado presupuesto de que suelen disponer unos recién licenciados director-guionista, productor, director de fotografía y montadora a la hora de enfrentarse a su primer trabajo). La película fue nominada al oscar al mejor actor principal (Edward James Olmos), obtuvo seis premios Independent Spirit (Ramón Menéndez, como director y guionista; Edward James Olmos y Lou Diamond Phillips como actores principal y secundario, respectivamente, Rosana de Soto, actriz secundaria y Tom Musca a la producción). La verdadera historia Por mucho que se nos anuncie al comienzo de las películas aquello de Basada en una historia real, todos sabemos que los guionistas, productores y directores suelen meter baza si lo consideran pertinente para que el resultado final sea de su agrado (o sea comercial). En este caso, aunque la descripción de los hechos se ajusta bastante a la realidad, también hay diferencias, algunas bastante notorias. La película concluye con unos rótulos en los que se nos indica la progresión de alumnos que aprobaron los exámenes en las sucesivas convocatorias hasta el año de producción de la película (1988). Jaime Escalante (en la foto), en unas declaraciones posteriores al estreno de la película, afirmó que tiene un 90% de realidad y un 10% “de drama”, aunque ese pequeño porcentaje puede cambiar significativamente las cosas. Por ejemplo en la película, el mismo año que Escalante llega a Garfield ya consigue algunos resultados que supera espectacularmente el curso posterior. En realidad fue un proceso de diez años el que le llevó lograr tales resultados. Tampoco impartió Cálculo desde su llegada sino que tardó cinco años en hacerlo. Ni fueron los alumnos que tuvo el primer año los que superaron el examen avanzado (A.P., Advanced Placement). Ni la determinación que manifiesta en la película es cierta: el profesor indica que a las dos horas de haber entrado en Garfield llamó a su anterior empresa, la Burroughs Corporation, para recuperar su antiguo trabajo. En 1979 sólo presentó 5 alumnos al examen de los que aprobaron 2 (Escalante tuvo que utilizar algunas artimañas para que le permitieran dar una clase con sólo cinco alumnos aquel curso). Al año siguiente fueron 9 de los que 7 pasaron el test. Al siguiente 15 de los que sólo suspendió uno. Y llegamos a 1982, el año que relata la película con esos 18 aprobados. Las pedagogos norteamericanos coinciden en que la película, tratando de ser una motivación para otros alumnos (allí se difundió bastante en los institutos) tuvo un efecto contrario al esperado: daba la falsa impresión de que era suficiente un curso de trabajo duro para poder corregir una mala trayectoria de cursos pasados. Y que los profesores estuvieran tan enchufados a su tarea como el Escalante de la película (de hecho las autoridades académicas mostraban orgullosas el resultado final, Escalante el héroe, el icono, pero nunca apostaron por cómo lo había logrado, su paciencia, su duro trabajo, sus programaciones, etc.). Así pues, ni alumnos ni profesores que intentaron seguir el ejemplo, pudieron alcanzar más que algunos decepcionantes resultados. Analizando un poco más detalladamente el éxito de Escalante, se advierten otros factores que lo hicieron posible. El más decisivo fue la apuesta del director, Henry Gradillas, por el programa de Escalante. Los primeros años de estancia de Escalante en Garfield, el director del Centro no apoyó sus iniciativas, llegando a amenazarle con la destitución ante las quejas de los bedeles por la temprana hora a la que los alumnos entraban al centro y lo tarde que salían (hay una escena en la película en la que un portero se sorprende de que los alumnos ya estén esperando a la puerta a la hora de abrir; la realidad fue mucho más cruda).Gradillas en cambio facilitó a Escalante unas llaves del edificio para que entrara y saliera cuando quisiera, y le dio un control total para que pusiera en práctica aquellas acciones que considerara oportunas para llevar a cabo su proyecto. También trabajó para crear una infraestructura adecuada para fomentar las matemáticas en el instituto: rebajó el número de horas de matemáticas básicas incorporando asignaturas de mayor contenido como álgebra y cálculo, incentivó a los estudiantes a que escogieran estas asignaturas aunque también encendió la ira de muchos padres al reducir actividades extraescolares en beneficio de este tipo de materias. Este proceder le acarreó múltiples enemistades, consecuencia de las cuales en 1987después de disfrutar de un año sabático para terminar su doctorado, se le asignó un puesto diferente en otro lugar. La nueva directora mostró más interés en la promoción deportiva y la de la banda de música. Escalante permaneció sólo 4 años más allí. Los nueve profesores que fue incorporando a su proyecto no tardaron en seguir su camino. Otros factores no menos importantes fueron una buena organización del programa, que incluía un amplio horario a disposición de los estudiantes mediante tutorías personalizadas y la posibilidad de poder incorporarse a sus grupos a los alumnos en cualquier momento del curso. Como ya se dijo anteriormente, llevaría mucho más detallar la película y exprimir todo el jugo que contiene, pero para no aburrir demasiado, lo dejaremos aquí. En la foto se muestra un mural de Jaime Escalante y Edward James Olmos, realizado en 1997 por Hector Ponce, en la intersección del Boulevard Wilshire y la Calle Alvarado, en el Distrito Westlake, al noroeste del centro de Los Ángeles. NOTICIAS BREVES 1.- El mes pasado llegó hasta nuestros cines Señales del futuro (Knowing, Alex Proyas, EE. UU., 2009), un thriller de ciencia-ficción en el que un profesor de astrofísica del MIT, John Koestler (Nicolas Cage), “descifra” un papel lleno de números que cree que son predicciones de grandes catástrofes que han ocurrido o van a ocurrir. El citado documento aparece en una cápsula del tiempo en el colegio al que asiste el hijo del John, que cincuenta años antes, en la inauguración del centro, había sido enterrada. Profecías catastrofistas, determinismo y azar, niños en trance, extraterrestres y Nicolas Cage tan exagerado como siempre. Este es en resumidas cuentas el cóctel que depara la película junto a lo único salvable, el despliegue de medios y los efectos especiales, que por supuesto no justifican en absoluto el precio de la entrada (al menos para el que esto escribe). Algunos críticos han tratado de defender la película en base al buen hacer de su director en pasados trabajos (fundamentalmente Dark city (1998)), pero hasta los mejores directores a veces firman películas mediocres, cuanto más Alex Proyas cuya única virtud (que no es poca) es la creación de atmósferas inquietantes. En este caso, todo queda en agua de borrajas con un final bastante bluff. En la imagen vemos a Nicolas Cage observando la sábana de cifras que luego descifrará (no me resisto a incluir el comentario que de su actual trayectoria interpretativa he oído en televisión: “adopta una fisonomía que le lleva a aparentar un continuo estado de shock, aunque lo que tenga que representar sea comerse una galleta”). Estamos ya un poco hartos de que se utilicen los números y las matemáticas como si de algo exotérico se tratara, y que su mayor atractivo resulte ser esconder códigos ocultos que presagian acontecimientos futuros. ¡Estudiar una carrera y tener un puesto en el MIT para ser un émulo de Iker Jiménez! ¡Cuantas ecuaciones diferenciales tiradas por el retrete! Nada que lo mejor es tomárselo como hace Alex de la Iglesia (El día de la Bestia). 2.- Desde el pasado 16 de abril, la Sexta viene emitiendo de lunes a viernes todas las tardes a las 18:25 desde la primera temporada la serie Numb3rs., al igual que ha hecho con otras o como está haciendo Cuatro con Perdidos. En la cadena Calle 13 se emite en la actualidad la cuarta temporada y en los Estados Unidos van por la quinta. Hace tiempo que no hablamos de ella en esta página, aunque no la perdemos de vista. No obstante, para nosotros, desde un punto de vista matemático, su emisión sin más, carece de interés puesto que las matemáticas que aparecen, que repito una vez más, están muy bien documentadas, pasan ante el espectador como el que ve cualquier otra cosa más o menos increíble. Trabajar sus contenidos como hacen algunos institutos de secundaria americanos sí tiene interés y ya hemos indicado repetidas veces el portal donde se alojan muchos documentos y prácticas relacionadas con los contenidos de cada capítulo. Ciertamente emitirla de un modo continuado y en un mismo horario es mejor que las chapuzas de Antena 3, pero tampoco mejorarán (ya que todos juegan a ser adivinos, probemos) excesivamente el interés del público por ella (y ya veremos hasta qué temporada llegan, que mucho me temo que lo dejarán a la tercera, como mucho). Por cierto, ¿en que categoría de la clasificación de profesores del mes pasado de profesores de matemáticas incluiríamos a Charlie Eppes? 3.- Hablando de Antena 3, el pasado 28 de abril, en esa “exitosa” serie llamada Física o Química, de la que me voy a tratar de reservarme cuantos comentarios pueda, hubo ratillo dedicado a (¡qué majos e incomprendidos son los chavalines que pululan por ella, y que penosos los adultos y maestrillos que tienen, todos ellos de psiquiatra! Y yo que pensé que el maniqueísmo era algo y el “passa coleguí” se habían superado hace mucho, mucho tiempo… En fin la crisis, … de ideas) lo que saben los profesores de un instituto de matemáticas (al menos los profesores del colegio concertado que presentan). Berto, un joven que trabaja en un bar de camarero necesita sacarse el graduado escolar (no por dejar de ser un ignorante, no, sino por que si no le echan del curro) y tiene algunos problemillas con las matemáticas. Tiene una “colegui” (Violeta) que no tiene paciencia para explicárselas y enrollan a la profesora más lista del centro, a Blanca para que se le explique alguna cosilla. Ésta le cita en su casa y se siente un poco incómoda (no se sabe muy bien si porque tiene cosas mejores que hacer o porque teme “caer en la tentación”, como todos los integrantes de la serie que están todos más salidos que, como se suele decir, el pico de una plancha). Veamos la escena: Berto: […] Este problema me tiene frito …[..] Un turista quiere alquilar un coche para un viaje de 10 días. Le presentan dos ofertas. La A, 60 euros al día por kilometraje ilimitado; la B, 12 euros al día y 15 céntimos por kilómetro recorrido. ¿Cuál es la mejor si recorre 2800 kilómetros? ¿Cuántos kilómetros debe recorrer para que cuesten lo mismo? Blanca: Es muy fácil Pan comido, como dices tú. Berto: ¿En serio? Jo, pues a mi hermana le ha costado….. (y hace un gesto con la mano de los que hacen los niños no de primaria, sino de infantil, que en un tío de esas características queda como si estuviera más que retrsadillo) Blanca (sin tener ni idea ni por donde empezar): ¿Si? ¡ Es un viaje de 10 días ¡Pues mira que es fácil! (Coge la calculadora y hace como que hace algo) La A, 60 euros. La B, 12 y 15 c’entimos,… ¡La A, sin duda! ¿No tienes otro problema por ahí para ver el nivel? Berto: Si. El siguiente que hay que también es muy chungo. Blanca: Elena tiene en la maleta 5 camisetas, 3 pantalones cortos, unas zapatillas deportivas y unas sandalias. ¿De cuantas maneras distintas podrá vestirse? Este tiene trampa. Depende de donde vaya Elena. No es lo mismo vestirse para ir a trabajar que para ir a una fiesta, ¿no? Berto: Blanca, ¿tú controlas de mates? Blanca (cortada): Pues claro. ¿Te apetece una cerveza? En escenas posteriores, Blanca aparece buscando desesperadamente a alguien que le resuelva los problemas, olvidándose de una cita, durmiéndose en el sofá, etc. No dudo de que algunos profesores de secundaria de este país tengan dificultades para resolver estas trivialidades (confío que no muchos). Es lo único que puedo compartir de esta escena. A mediados del próximo mes (Junio) os plantearemos, como ya es tradicional, nuestro concurso cinéfilo - matemático del verano. Y confio que esta vez sin retrasos. |