40. (Julio 2010) El chico de la última fila, de Juan Mayorga
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Jueves 01 de Julio de 2010

El chico de la última fila

He escrito una obra sobre maestros y discípulos; sobre padres e hijos; sobre personas que ya han visto demasiado y personas que están aprendiendo a mirar. Una obra sobre el placer de asomarse a las vidas ajenas y sobre los riesgos de confundir la vida con la literatura. Una obra sobre los que eligen la última fila: aquella desde la que se ve todas las demás.

Así presentaba Juan Mayorga su obra El chico de la última fila en el momento de su estreno en Teatro Tomás y Valiente de Fuenlabrada, en octubre de 2006, a cargo de la compañía UR Teatro.

Juan Mayorga es licenciado en matemáticas (1988) y doctor en filosofía (1997), y antes de dedicarse al mundo del teatro, enseñó durante varios años matemáticas. 

Aunque en muchas de las entrevistas que ha concedido comenta que su formación matemática ha influido en su fecunda obra teatral, El chico de la última fila es la única pieza de Juan Mayorga en donde las matemáticas aparecen de manera explícita. En una reciente entrevista realizada para Matematicalia –citada debajo–, comentaba:

Esta es la única obra donde las matemáticas sirven como elemento dramático e hilo conductor. Se establece una relación entre dos alumnos; uno ofrece al otro enseñar matemáticas y el segundo le enseña al primero filosofía. Aparece  su dificultad y, al mismo tiempo, la facilidad de compartirla. Un motivo poético de la obra es el mundo de los números imaginarios. En ese sentido, creo que las matemáticas tienen una capacidad poética extraordinaria: la noción de matriz, elipse, tienen una poesía propia y un mundo.

El chico de la última  fila

El chico de la última fila, dirigida por Sergio Llusera en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú

El chico de la última  fila

Los personajes de El chico de la última fila pertenecen a tres familias:

  1. Claudio García –el chico de la última fila–  y su padre;
  2. el profesor de Lengua y Literatura Germán y su esposa Juana, que trabaja en una tienda de artículos de arte El Laberinto del Minotauro;  y
  3. “Los Rafa”, familia burguesa formada Rafael Artola padre, Ester –ama de casa– y Rafa hijo –compañero de Claudio.

Claudio es uno de los alumnos de Germán, el que se sienta discretamente en la última fila de clase, sin crear problemas. Sólo observa lo que sucede dentro y fuera del aula. No es un mal estudiante, excepto en la asignatura de filosofía. Rafa es uno de sus compañeros de clase; no entiende las matemáticas, pero se la da bien la filosofía. Claudio ve en esta situación la oportunidad para colarse en casa de Rafa: le propone ayuda en matemáticas a cambio del apoyo de Rafa en filosofía. En realidad, se trata de una excusa para espiar a esta familia perfecta en su propio ambiente. Claudio no tiene madre y su padre es un extraño personaje al que ni siquiera se le da nombre en la obra. Este intercambio de saberes se convierte en la mejor manera de curiosear...

El chico de la última  fila

Claudio y Rafa hijo, representación de UR Teatro

Germán es un maduro profesor de Lengua y Literatura. Su anodina vida se reparte entre un trabajo sin alicientes –sus alumnos muestran un completo desinterés por el fascinante mundo de las letras que él desea inculcarles– y una vida familiar poco satisfactoria.

El origen de toda la trama se encuentra en una redacción que Germán propone a sus alumnos. Entre todos los que han escrito banalidades –y barbaridades– sobre Mi pasado fin de semana, Germán descubre un texto diferente. Es el de Claudio, que explica en su manuscrito como su deseo de entrar en casa de Rafa le conduce a su primer día con la familia de su compañero:

A las once toqué el timbre y la casa se abrió ante mí.

Su fascinación por la vivienda, la que esconde los secretos, las miserias, las alegrías, los anhelos de sus habitantes, se muestra también al final de la obra:

Algo necesitarán. Siempre habrá un modo de entrar. Siempre hay un modo de entrar a cualquier casa.

El chico de la última  fila

Germán y Juana, representación de UR Teatro

Germán, animado por una Juana alarmada por el escrito, decide hablar con Claudio para saber si es relato es real o ficticio. Pero, Claudio no inventa, sino que expone lo que está viviendo. Germán –que encarna sobre todo al principio la figura del padre-maestro– no puede (¿no quiere?) contener a Claudio... que con su desafiante Continuará al final de cada escrito hechiza a Germán, que no puede dejar de fisgar a través de su alumno en la vida de “los Rafa”.

El chico de la última  fila

Claudio y Germán, representación de UR Teatro

El protagonista pasa de ser un simple cronista a provocar situaciones para acechar, indagar, engatusar, ridiculizar... y escribir para Germán todo lo que observa. Los escritos de Claudio van mostrando su paulatina intromisión en la vida de la familia de Rafa, ante la creciente incomodidad de Germán: su alumno seduce y enreda sin vacilar, aunque dejando también paso a la ternura. Entre el maestro y el alumno se desarrolla un ambiguo juego de fascinación, desasosiego, arrogancia, celos, devoción y desafío... con la victoria final de Claudio y un sorprendente desenlace.

El chico de la última  fila

Rafa y Ester, observados por Claudio, representación de UR Teatro

Mientras que a Germán y Claudio les une su amor por la literatura, los vínculos entre Claudio y Rafa hijo son las matemáticas y la filosofía.

A Claudio les gustan las matemáticas, Germán está obsesionado por Tolstoi y Dostoievski:

- Claudio: El de Filosofía está empeñado en convencernos de que su asignatura es útil. Siempre empieza planteándonos un caso, él lo llama “dilema moral”, y luego nos explica el filósofo, Platón, Hegel, lo que toque. Todos quieren convencernos de que enseñan cosas útiles. Todos menos el de Matemáticas. Ése ya nos advirtió el primer día que las Matemáticas no sirven para nada.

- Germán: Las Matemáticas son importantes. También la Filosofía. Aunque ni las Matemáticas ni la Filosofía tengan respuesta para la gran pregunta.

- Claudio: ¿La gran pregunta?

- Germán: ¿Tolstoi o Dostoievski? Ésa es la gran pregunta, la que resume todas las demás.

Durante la obra, Claudio explica a su amigo ejercicios sobre cónicas –Rafa debe aprender a distinguir las elipses, hipérbolas, parábolas o circunferencias a partir de sus ecuaciones– o lo que son los números imaginarios, que le permiten entretener a Rafa:

- Rafa: Raíz cuadrada de menos uno. Por más que lo pienso, no le veo el sentido.

- Claudio: No es un número real. Por eso se les llama números imaginarios: raíz de menos cinco, raíz de menos siete… Sólo existen en la cabeza. Pero se les puede sumar, multiplicar… ¡dibujar! Se puede hacer cosas con ellos, aunque no existan.

- Rafa: No consigo memorizar las fórmulas. Las aprendo y se me van.

- Claudio: No tienes que memorizarlas, tienes que comprenderlas. (Le pone tres ejercicios.) Le pongo tres ejercicios: uno fácil, para animarlo; otro no tan fácil; y otro difícil, para que se atasque. Mientras él combate con los números imaginarios, yo doy una vuelta por la casa.

El chico de la última  fila

Ester y Claudio, con Rafa resolviendo ejercicios, representación de UR Teatro

Los números imaginarios, ¿son aquéllos que permiten al protagonista deambular por la casa de Rafa con completa libertad? ¿O aluden quizás a esa delgada línea entre lo auténtico y lo inventado, la realidad y la ficción?

- Germán: Hay algo de lo que todavía no hemos hablado. Hasta ahora hemos evitado hablar de ello, pero no podemos postergarlo más tiempo. El título. El título compromete. El título establece un pacto con el lector. El título le orienta acerca de qué ha de valorar, en qué ha de fijarse: “Guerra y paz”, “Los hermanos Karamazov”… ¿Qué tal “El chico de la última fila”?

(Silencio.)

- Claudio: Yo he pensado “Los números imaginarios”.

Cuando Rafa descubre que Claudio ha enviado una poesía a su madre y le expulsa de sus vidas, el joven escritor encuentra refugio en las matemáticas:

Ahora estudio solo. Matemáticas. Las Matemáticas nunca defraudan.

El chico de la última  fila

Le garçon du dernier rang, dirigida por Jorge Lavelli en el Théâtre de la Tempête

En la imagen de debajo -que corresponde a la representación en el Théâtre des Célestins de Lyon- se alude al Claudio manipulador

El chico de la última  fila

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