6. (Junio 2007) El niño y los sortilegios, de Maurice Ravel
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Viernes 01 de Junio de 2007

Compositor: Maurice Ravel

Libreto: Sidonie Gabrielle Colette

Personajes:

NIÑO Mezzosoprano
FUEGO Soprano
GATO Barítono
PENDULO Barítono
PIPISTRELLO Soprano
CIVETTA Contralto
GATA Contralto
LIBELULA Contralto
LA MAMA Contralto
PASTORCILLA Soprano
PRINCESA Soprano
RANA Tenor

Argumento:
La escena tiene lugar en el interior de una casa en Normandía. El protagonista, el niño, intenta hacer sus deberes. La madre ve que las tareas no están hechas y castiga al niño dejándole como merienda sólo una taza de té sin azúcar y un trozo de pan duro. Al quedarse solo, el protagonista demuestra su enojo rompiendo objetos y maltratando a los animales domésticos.
Aburrido, se recuesta sobre un sillón y entran en acción los sortilegios a los que alude el título: el sillón comienza a danzar con una silla, los muebles lo imitan enfadados con el protagonista, etc.  El niño,  atemorizado, llora… cuando de las páginas de un libro por él destrozado acude una princesa a consolarlo, aunque le reprocha su conducta. La princesa desaparece y ocupa su lugar un viejo amenazante, que le plantea problemas matemáticos para resolver: es la Aritmética. Sale la luna, el gato y la gata se unen en un afectado dueto amoroso. Los animales que viven en el jardín desafían y amenazan al niño: lo dejan solo y entablan raros diálogos, realizan frenéticas danzas, con tanta euforia que hieren a una ardilla. El niño, conmovido, ayuda al roedor. El resto de los animales, al ver el acto de compasión del protagonista, empiezan a dudar de su maldad. Lo acompañan hasta la casa, los sortilegios han finalizado: el niño regresa al mundo real, reclamando a gritos la presencia de su  madre.

La ópera “El niño y los sortilegios” se estrenó en Montecarlo el 21 de marzo de 1925 y un año más tarde se presentó en el Teatro de la Opera Cómica de París.

Es una fantasía lírica en dos partes (y un único acto) donde se recrean deliciosas atmósferas de cuento infantil.

En 1916, Jacques Rouché, el entonces director de la Ópera de París, solicitó a su amiga Colette, la escritura de un libreto (en principio pensado para un ballet) de ambiente fantástico sobre los sueños de un niño perseguido por animales y objetos por él maltratados: Ballet pour ma fille.

Ravel fue elegido para musicalizar la historia que, debido a problemas personales, abandonó el proyecto hasta 1919, año en que retomó el libreto y descubrió sus posibilidades, decidiendo crear una ópera y no un ballet.

Portada diseñada por André Hellé para la primera edición de la ópera
Portada diseñada por André Hellé para la primera edición de la ópera

Esta obra es una sucesión de cuadros independientes que mezclan una multitud de géneros musicales: jazz, foxtrot, ragtime, polka, dúo maullador, vals y música coral. Para reproducir las numerosas onomatopeyas del libreto de Colette, Ravel utiliza instrumentos poco habituales, como un rallador de queso, una carraca con manivela, crótalos, bloques de madera, látigo, etc. Se pueden escuchar fragmentos de esta rica fantasía en el enlace www.iclassics.com/productDetail?contentId=2136

El libreto completo puede encontrarse en la página dedicada a los textos operísticos en castellano www.geocities.com/ubeda2004/enfant/acto1.htm.

Destacamos aquí la parte en la que las matemáticas atormentan al niño:

[…]
(Los patea. Voces chillonas salen de entre las páginas que dejan ver a las gesticulantes figuritas de los números. De un álbum abierto como un techo, salta un viejecillo jorobado, de nariz ganchuda, barbado, vestido con números, sombrero en forma de "pi", ceñido con una cinta métrica y armado con una regla. Sostiene un libro de madera que golpea cadenciosamente. Baila mientras recita fragmentos de problemas.)

EL VIEJECILLO: ¡Dos grifos de agua fluyen a un tanque! ¡Dos ómnibus dejan una estación a veinte minutos de intervalo, valo, valo, valo! ¡Una campesina, sina, sina, sina, lleva todos sus huevos al mercado! ¡Un mercader de telas, telas, telas, telas, vende seis metros de trapo! (ve al niño y se le acerca de una manera malévola.)

EL NIÑO: (aterrado) ¡Dios mío! ¡Es la Aritmética!

EL VIEJECILLO, LOS NÚMEROS: ¡Tica, tica, tica! (Danzan alrededor del niño multiplicando sus maléficos pases.) Once más seis: ¡veinticinco! Cuatro más cuatro: ¡dieciocho! Siete por nueve: ¡treinta y tres!

EL NIÑO: (sorprendido) ¿Siete por nueve, treinta y tres?

LOS NÚMEROS: (levantando las hojas y chillando) Siete por nueve: ¡treinta y tres! etc.

EL NIÑO: (con audacia) Tres por nueve: ¡cuatrocientos!

EL VIEJECILLO: (balanceándose para mantener el ritmo) Milímetro,centímetro, decímetro,decámetro, hectómetro,kilómetro,miriámetro. ¡Sin fallar!¡Qué felicidad!¡Millones,billones,trillones,y fracciones!

LOS NÚMEROS, EL VIEJECILLO: ¡Dos grifos de agua fluyen a un tanque! etc.

LOS NÚMEROS: (hacen bailar al niño con ellos) Tres por nueve: ¡treinta y tres!Dos por seis: ¡veintisiete!¿Cuatro más cuatro?... ¿Cuatro más cuatro?...Cuatro por siete: ¿cincuenta y nueve?Dos por seis: ¡treinta y uno!Cinco por cinco: ¡cuarenta y tres!Siete más cuatro: ¡cincuenta y cinco! (Giran desenfrenadamente. El niño, aturdido, cae al suelo. El Viejecillo y el coro se retiran.) Cuatro más cuatro: ¡dieciocho!Once más seis: ¡veinticinco!

(El niño se sienta con dificultad. La luna ilumina la habitación. El gato negro se desliza bajo el  sillón. Se estira, bosteza y se relame. El niño no lo ve pues, cansado, tiene la cabeza apoyada en un taburete. El gato juega, haciendo rodar una bola de estambre. Se acerca al niño e intenta  jugar con su cabeza rubia como si fuera una  pelota.)

EL NIÑO: ¡Oh! ¡Mi cabeza! ¡Mi cabeza!

[…]

 
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