67. (Septiembre 2012) La novela perdida de Borges, de Pablo Paniagua
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Viernes 31 de Agosto de 2012

La novela perdida de Borges
por
Pablo Paniagua

La novela perdida de Borges

RESUMEN DE LA OBRA

John Lehninger es un polémico historiador canadiense que va a impartir la conferencia El inextricable Borges en Madrid. Sus críticas hacia consagrados escritores le han valido las iras de personas –e incluso países–: esta vez será Jorge Luis Borges el objeto de su disertación. En su conferencia, Lehninger intenta demostrar las limitaciones de Borges, con su peculiar gusto por utilizar palabras pomposas –como inextricable, de allí el título sarcástico de la charla–, con su exagerada utilización de datos y con la utilización sistemática de los mismos temas.

La sorpresa que Lehninger reserva a la concurrencia es su afirmación de la incapacidad de Borges para escribir un texto extenso, aludiendo a una novela inconclusa, un manuscrito de 69 páginas que él ha podido ojear. Según el conferenciante, las incapacidades del argentino se debían a su impotencia sexual y a su dependencia de una madre dominante. Esta sorprendente afirmación divide al público asistente entre los que le aplauden y los que le abuchean...

Entre los espectadores se encuentran Jorge Luis Borges –el narrador, un joven madrileño– y la mexicana Aurora Yazbeck, ambos estudiantes del último curso de Literatura en la Universidad Complutense de Madrid. A ella le gusta Borges –el escritor– y a él en absoluto, en parte porque su nombre le pesa, en parte porque Jorge Luis es admirador del escritor de origen polaco Witold Gombrowicz, cuya enemistad con Borges es bien conocida.

Jorge Luis y Aurora son testigos del asesinato de Lehninger: tras su polémica conferencia, un joven pelirrojo le asesta varias puñaladas al grito –con acento argentino– de ¡Viva Borges!

Aurora convence a Jorge Luis –que acepta porque quiere acostarse con ella– para ir tras la pista del manuscrito: para ello deberán viajar hasta México, a la ciudad de Guanajuato. Allí vivirán una historia marcada por la duda, el recelo, el chantaje, el engaño, las dudas, el sexo y la traición...

En esa búsqueda del manuscrito perdido, el joven Jorge Luis Borges se irá transformando paulatinamente en Witold Borges: un aspirante a escritor –Jorge Luis– que narrará su aventura –ya convertido en Witold– en su tesis de licenciatura... La novela perdida de Borges.

LAS MATEMÁTICAS DE LA OBRA

¿Dónde están las matemáticas en La novela perdida de Borges?

Se trata de una novela fractal. ¿Y qué significa esto? Pablo Paniagua explica lo que entiende por este tipo de literatura –la literatura fractal– en el ensayo ¿Qué es la literatura fractal? disponible libremente en su blog, y que además adjunta como anexo en esta novela.

Pablo Paniagua habla precisamente de Franz Kafka y de Jorge Luis Borges como dos de los grandes escritores que han desarrollado este tipo de literatura y da algunos ejemplos de astucias fractales en la creación de textos –desdoblamientos, juegos de espejos, dinámicas en la repetición, etc.–.

La novela perdida de Borges tiene 69 capítulos, como el manuscrito perdido de Borges. El número 69 aparece de diversas maneras en el texto: es el número de habitación en el hotel de María Dolores Rangel –la secretaria de Lehninger–; es el número de pulsaciones por minuto de Aurora; son los años que tenía Jorge Luis Borges cuando estaba en París en 1969; en 1969 falleció Witold Gombrowicz. El 69 es el yin y el yang –¿Borges y Gombrowicz, el conservador y el progresista? ¿Gombrowicz y Borges, el literato ignorado y el conocido escritor? ¿Jorge Luis y Aurora, el enamorado y la manipuladora? ¿Aurora y Jorge Luis, la niña y el vencedor?–; es el número de la puerta de abordaje al avión que lleva a México a Jorge Luis y Aurora; es el número de asiento que ocupa un pelirrojo en ese mismo avión; es una de las posturas en la que –tras mucho esperar– Jorge Luis hace el amor con Aurora; es el agente 69 –como se califica a sí mismo Jorge Luis– en la búsqueda del documento inconcluso de Borges; es un número al que se alude en la primera línea de El tiempo reflejado –la novela perdida de Borges–; es el último capítulo de esta novela –que resulta ser exactamente igual al capítulo 3, reiniciando la historia irremediablemente–.

El yin y el yang –otra versión del 69 es otra de las claves de la novela. El Borges narrador nace el mismo día en el que muere el Borges escritor; son el aprendiz y el escritor consagrado, el que se basa al escribir en hechos vividos –el joven, el autor de la La novela perdida de Borges, en la que cuenta su aventura– y el que inventa sus cuentos, el que es capaz de escribir una novela y el que no, el que se mueve por el sexo y lo disfruta y el que no es capaz, el que arriesga y el que teme,...

Jorge Luis Borges y Witold Gombrowicz representan también el yin y el yang ¿o el yang y el yin?–: coincidiendo en Argentina, el uno era famoso y el otro ignorado como escritor, el uno de estilo tradicional y el otro experimental, el uno siempre cerca de su dominadora madre y el otro privado de su familia, el uno relacionado con la alta sociedad y el otro con los bajos fondos, el uno coqueteando con el poder y el otro huyendo de él, el uno impotente y el otro disfrutando de su sexualidad, el uno defendido a muerte al grito de ¡Viva Borges! y el otro regresando a Europa lanzando un ¡Maten a Borges!...

Jorge Luis y Aurora son también el yin y el yang: ella es manipuladora y coqueta y gobierna a Jorge Luis a su antojo para conseguir el manuscrito; él se deja llevar para conseguir acostarse con ella. En algún momento se invierten los papeles de dominadora y sometido, pero normalmente es ella la que lleva la iniciativa.

Marta es la hermana gemela de Aurora; ella es poliomielítica y hace el amor con pasión, frente a la bella y sana Aurora que no es capaz de disfrutar plenamente del sexo: también ellas son el yin y el yang.

Aurora y Marta no son las únicas gemelas que aparecen en la historia. El pelirrojo asesino de Lehninger es de hecho uno de los trillizos que aparecen en la novela –el asesino, dos de ellos son camareros en un restaurante, aparece otro de ellos en el avión, se reencuentran en México, ...–. El propietario de la novela inconclusa de Borges –tras varios cambios de manos debidos a diferentes pagos de deudas– es un violinista de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Guanajuato, cuyo gemelo también es violinista en la misma orquesta.

No sólo hay gemelos, también hay personajes duplicados: Jorge Luis come con Aurora en un restaurante en Madrid; les atiende uno de los pelirrojos, y Jorge Luis observa como otro pelirrojo sirve a otra pareja muy parecida a ellos...

Jorge Luis, en su regreso a Madrid –ya como Witold Borges– coincide en el avión con una mujer poliomielítica llamada Marta, que tiene una hermana gemela que se llama Aurora y estudia Literatura en Madrid: él tiene la certeza de que se acostará con estas dos hermanas, como ya lo hizo con sus tocayas mexicanas... déjà vu, déjà vécu... el laberinto, el eterno retorno...

Pero la duplicidad –¿triplicidad?– más marcada es sin duda la del propio Jorge Luis Borges; no sólo hay dos –¿o es que sólo hay uno?–. La novela está escrita en primera persona, porque Jorge Luis (Witold) Borges –el aprendiz de escritor– relata la aventura vivida en búsqueda del manuscrito perdido de Borges. Pero, en el capítulo 5, aparece otro Jorge Luis Borges –¿otro narrador? ¿quizá un observador?–, que va a pasar a ser el relator en diversos capítulos –el 5, 10, 15, 19, 21, 29, 34, 38, 48, 59 y 67– para aclarar las metamorfosis que se están produciendo en el joven Jorge Luis. En el capítulo 5 se presenta:

Me llamo Jorge Luis Borges y soy todos los Jorge Luis Borges, tanto el famoso poeta y creador de opúsculos metafísicos como el joven estudiante de literatura y aprendiz de escritor, y también narrador de una parte temporal de este libro, que acaba de presenciar, en compañía de la preciosa Aurora, la impecable disertación de John Lehninger. El primer Borges, al final, supo de mi existencia cuando el segundo aún ni la sospecha, pues yo soy el generador de esa conciencia que se multiplica en todos los instantes de sus vidas, un flujo fractal como reflejo repetido de una misma idea, de una imagen con nombre y apellido: para un hombre que fue joven y para un joven que será hombre, como el yin y el yang que mutan siendo opuestos para encontrarse, para intercambiar sus papeles en un juego sin fin. Ésa es la ventaja de saberse conciencia, de ser, de poder transitar por el espacio y el tiempo sin un cuerpo físico, como un alma de voz que entra para gobernar la materia, un pensamiento, traspasando ese simple estado para escrutar el acontecer y situarse por encima del mismo pensamiento, para convertirse en conciencia de inspiración: el pensamiento que sabe sobre su propio pensamiento, sobre su razón de ser.

Yo soy, dentro de la dualidad, el cielo y la tierra, lo luminoso y lo oscuro, lo creativo y lo receptivo, la totalidad de los pensamientos literarios de ambos Jorge Luis Borges: el escritor muerto y el ahora aprendiz. Así es mi juego, el juego de sus vidas, dos dados en una tirada siempre predispuesta con un saldo numérico idéntico, como el naipe de un rey de picas, de un escritor que se mira en el espejo sin saber, en realidad, que es el otro.

Y ya en el capítulo 67:

[...] Ahora mi mundo es Witold Borges y mi universo sigue siendo la literatura, dominios sagrados para la recreación del espíritu, del yo como conciencia que soy, esta inmortalidad que se presenta por medio de las ideas, de la palabra escrita. ¿Hay algo más grande que la Literatura? Es la esencia del pensamiento y del espíritu a través de los siglos, memoria del transcurso de la Humanidad, contrapeso ante la ignorancia y la barbarie.

Esta novela ya se acerca a su final, y lo hará con el capítulo 69 para que la mutación se inicie y todo cobre su sentido. Es la primera obra de Witold Borges escrita como trabajo final en sus estudios, como tesis de lo inconcreto. Él ya me conoció, pues son estas palabras escritas por él, como si fuera yo, la evidencia que lo indica: una relación de ida y vuelta.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Además de la crítica a Borges como literato –lenguaje rebuscado, incompetencia para escribir una novela, calidad cuestionable de algunos de sus textos– y como persona –miedo al fracaso, sumisión a su madre, sometimiento a la dictadura, etc. – Pablo Paniagua habla de la situación de violencia y abandono en México en general y en Guanajuato –ciudad en la que él vive– en particular: alude en varias ocasiones a la falta del hábito de leer como la culpable de muchos de los males que impregnan su entorno.

La novela es una auténtica delicia en la que abundan juegos –lo fractal–, embrollos, sentido del humor –a veces bastante negro–, crítica y datos históricos.

Como le comenté a Pablo Paniagua –que amablemente me regaló su novela–cuando empecé a leerla, no pude dejarla hasta llegar al capítulo 69... y la he leído varias veces –esto de las duplicidades me ha debido enganchar– aunque probablemente algún detalle fractal se me habrá escapado...

Por cierto, en el capítulo 3, Jorge Luis y Aurora se encuentran justo antes de entrar a escuchar la conferencia de Lehninger. El último capítulo, el 69, es palabra por palabra el capítulo 3. ¿No había sido asesinado Lehninger? ¿O quizá Jorge Luis-Witold ha inventado toda la historia –esta novela, su tesis de licenciatura–, fantaseando con una aventura junto a la inalcanzable Aurora? ¿O tal vez es otro Lehninger –quizá un gemelo del primero– el que va a impartir la conferencia y la Aurora que acompaña al narrador es la hermana de la poliomielítica del avión que regresa a Madrid? ¿O quizá hay otra explicación?

 

MÁS INFORMACIÓN Y REFERENCIAS:

[1] Pablo Paniagua, ¿Qué es la literatura fractal?

[2] Pablo Paniagua, Yo, me meo en Borges

[3] Escribir desde la disidencia: entrevista con el escritor Pablo Paniagua, entrevista realizada en julio de 2011 por Alejandro Acevedo para el Periódico Correo

[4] Pablo Paniagua presenta 'La novela perdida de Borges’, Periódico Ideal, junio de 2011

[5] Joaquín Marof, ¡Maten a Borges!, La Jornada Semanal, 2006

 
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