97. (Junio 2015) La diosa de las pequeñas victorias, de Yannick Grannec
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Lunes 08 de Junio de 2015

La diosa de las pequeñas victorias (Alfaguara, 2015) es una novela de Yannick Grannec.

Escrita originalmente en francés, La Déesse des petites victoires (Ed. Anne Carrière, 2012), recibió el Premio de los Libreros Franceses en 2013.

La diosa de las pequeñas victorias, de Yannick Grannec

SINOPSIS

Universidad de Princeton, 1980. La joven documentalista Anna Roth emprende una ambiciosa tarea: recuperar los archivos de Kurt Gödel, el matemático más fascinante y hermético del siglo XX. Su misión consiste en ganarse la confianza de la viuda de Gödel, Adele, una anciana muy peculiar, reacia a entregar esos documentos de gran valor científico.

Tras su primer encuentro, Adele establece sus reglas. Sabe que su muerte está próxima y tiene una historia que contar, un relato que nadie ha escuchado hasta entonces. De la Viena de los años treinta al Princeton de posguerra, de la Segunda Guerra Mundial al macartismo, del fin del ideal positivista a la llegada del arma nuclear, Anna se rinde a los encantos de una mujer que vivió confrontada a la difícil ecuación entre genio y amor, y que le proporcionará el valor necesario para cambiar su propia vida.

La diosa de las pequeñas victorias, de Yannick Grannec

La diosa de las pequeñas victorias es una biografía novelada del matemático Kurt Gödel (1906-1978) desde la mirada de su esposa Adele Nimbursky (nacida Porkert, 1899-1981).

En realidad, Adele entregó los archivos personales de su marido –el Nachlass, su herencia, sus documentos– a la biblioteca Firestone de la Universidad de Princeton voluntariamente. Pero esta ficción sirve para poner en contacto a Anna –la documentalista de la Universidad de Princeton– con Adele –la viuda de Kurt Gödel– en octubre de 1980.

En  la novela, Adele no parece tener intención de legar los documentos de su marido, incluso en alguna ocasión amenaza con destruirlos; Anna piensa que la tarea va a ser imposible, pero sigue visitando a esta anciana cuya historia le fascina. Entre las dos se crea un vínculo afectivo en la que la anciana habla de su vida –entregada a su marido, renunciando por él a la maternidad– y Anna –neurótica y enamorada de alguien que sólo le hace daño– consigue crecer gracias a la influencia de Adele. Anna brinda a Adela el regalo de la escucha y Adele devuelve a Anna la alegría de vivir.

La historia de Adele y Kurt es una gran historia de amor: él no era nada sin ella. El matemático sufría psicosis paranoide y depresiones, Adele era la única persona que le procuraba una cierta estabilidad emocional, ocupándose de todos sus asuntos cotidianos.

Las matemáticas lo mataron y a la vez lo salvaron de la melancolía. Ejercitar la mente era lo que le mantenía de una sola pieza. Era un uso tan exclusivo que hasta se olvidaba de su propio cuerpo. A la vez un combustible y un veneno. No podía vivir ni con ellas ni sin ellas.

Palabras de Adele, pág. 188

Cada visita de Anna a la anciana aporta nuevos episodios de las vidas de Adele y Kurt: el momento en el que se conocieron, siendo ella bailarina; el Anschluss; su vida en Viena; la segunda Guerra Mundial; su huida a EE.UU. y la invitación de la Universidad de Princeton para que Gödel colaborara con ellos; la estrecha amistad del matemático con Albert Einstein; la llegada del macartismo; etc.

La autora dedica algunos fragmentos a las matemáticas, la lógica, la ciencia que se hacía en aquel momento. Pero La diosa de las pequeñas victorias es fundamentalmente la historia de una época y de sus gentes.

Adele, que al principio aparece como una mujer arisca y a veces vulgar, acaba siendo reconocida como una entregada diosa de la lucha cotidiana, la mujer de las pequeñas victorias, las que mantienen a su marido vivo y en contacto con la realidad. Las grandes victorias –las científicas– fueron las de Kurt Gödel: Adele también formó parte de ellas.

La inmortalidad de lo cotidiano irrita la piel.

Palabras de Adele, pág. 393

 
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