Aproximaciones
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ACOTACIÓN

Hay acotaciones, intervalos, que no parece que los extremos sean muy semejantes.


PARTE I. CAPÍTULO IV

¡No, sino dormíos, y no tengáis ingenio ni habilidad para disponer de las cosas y para vender treinta o diez mil vasallos en dácame esas pajas! Par Dios que los he de volar, chico con grande, o como pudiere, y que, por negros que sean, los he de volver blancos o amarillos.

APROXIMACIÓN

En esta aproximación hay que reconocer que el error relativo es más bien pequeño.


PARTE II. CAPÍTULO XXVIII

-Pues, ¿qué tanto ha, Sancho, que os la prometí? -dijo don Quijote.

-Si yo mal no me acuerdo -respondió Sancho-, debe de haber más de veinte años, tres días más a menos.

Diose don Quijote una gran palmada en la frente, y comenzó a reír muy de gana, y dijo:

-Pues no anduve yo en Sierra Morena, ni en todo el discurso de nuestras salidas, sino dos meses apenas, y ¿dices, Sancho, que ha veinte años que te prometí la ínsula?

REDONDEOS

Cuando de edades se habla, Cervantes muchas veces redondea.


PARTE II. CAPÍTULO XXXV

Muévate, socarrón y malintencionado monstro, que la edad tan florida mía, que aún se está todavía en el diez y... de los años, pues tengo diez y nueve y no llego a veinte, se consume y marchita debajo de la corteza de una rústica labradora.


PARTE II. CAPÍTULO XLIV

Niña soy, pulcela tierna,
mi edad de quince no pasa:
catorce tengo y tres meses,
te juro en Dios y en mi ánima.

EXACTITUD

A veces la exactitud deja de ser creíble, sobre todo si es Sancho hablando de la edad de su hija (máxime si en unos capítulos anteriores no la sabe exactamente).


PARTE II. CAPÍTULO XLVIII

De su limpieza no digo nada: que el agua que corre no es más limpia, y debe de tener agora, si mal no me acuerdo, diez y seis años, cinco meses y tres días, uno más a menos.


PARTE II. CAPÍTULO XXIII

-Quince años, dos más a menos -respondió Sancho-, pero es tan grande como una lanza, y tan fresca como una mañana de abril, y tiene una fuerza de un ganapán.

EDADES APROXIMADAS

Cervantes tenía una gran variedad de formas de decir la edad aproximada de las personas (sobre todo si eran chicas).


PARTE II. CAPÍTULO XXIII

-Quince años, dos más a menos -respondió Sancho-, pero es tan grande como una lanza, y tan fresca como una mañana de abril, y tiene una fuerza de un ganapán.


PARTE II. CAPÍTULO XXIII

También le pareció bien otra que entró de doncellas hermosísimas, tan mozas que, al parecer, ninguna bajaba de catorce ni llegaba a diez y ocho años.

 
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