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Marte estará esta semana a la mínima distancia a la Tierra de los últimos 15 años
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El Mundo, 11 de Junio de 2001
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SOCIEDAD
CARLOS ELIAS Se situará a sólo 60 millones de kilómetros y será facilmente observable

MADRID.- El Sol acaba de ocultarse por el oeste. Desde esa posición usted dirige la mirada hacia el sur y ahí está: un objeto extraño que antes no aparecía allí. Estos últimos días ha ido aumentado de tamaño y le desconcierta su intenso color rojizo. ¿Es una nave marciana que se apresta a invadir la Tierra? No, pero casi. Es el planeta Marte que esta semana culmina un acercamiento a la Tierra que se produce aproximadamente cada 15 años.
Muchos astrónomos temen que estos días se incrementen los falsos avistamientos de ovnis al confundir la brillantez del planeta rojo pasando por encima de casas y árboles con un cuerpo extraterrestre. «La cercanía de Marte produjo un aumento de los avistamientos de ovnis en los años 50 y en los 60. No obstante, espero que ahora la gente ya conozca perfectamente que se trata de Marte», señaló a la BBC, Michael Soper, de Contact International, una sociedad británica dedicada a esclarecer fenómenos extraterrestres.
El máximo acercamiento será el próximo miércoles. Ese día el planeta estará a unos 60 millones de kilómetros de la Tierra cuando la media es de 340 millones de kilómetros, aunque durante muchos años está más alejado. «Que se acerque tanto a la Tierra es una lotería planetaria», señala Álvaro García, vicepresidente de la Agrupación Astronómica de Madrid que cuenta con más de un millar de socios. Y es cierto. Para posibilitar un acercamiento como éste se tienen que combinar dos complicadas condiciones: que el Sol, la Tierra y Marte estén alineados y la segunda y más difícil, que la Tierra esté lo más alejada posible del Sol y Marte en la posición más cercana a nuestra estrella. No obstante, y como consecuencia de otra «perversión» planetaria relacionada con el ángulo de incidencia de la luz, el día en el que brillará más en el cielo será el 21 de junio.

Eclipse de sol
Casualmente, coincide con el primer eclipse total de Sol del tercer milenio que sólo será observable en África meridional. «Será un espectáculo maravilloso disfrutar del eclipse de Sol a las 15:13 horas y por la noche ver Marte en su plenitud», asegura Miquel Serra, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y director de la expedición Shelios que viajará a Zimbabue para «vivir con emoción este doble espectáculo de la Naturaleza».
Para los que no tenemos esa suerte, el más de medio centenar de agrupaciones astronómicas que existen en España dirigen estos días sus ojos hacia Marte. Normalmente el planeta rojo se observa con una magnitud de seis segundos de arco y ahora ha crecido hasta 28 segundos de arco. Con unos buenos prismáticos o un telescopio mediano podrá ver los casquetes helados así como los célebres canales que descubrieron Schiaparelli y Percival Lowell y que dieron lugar a una polémica sobre si habían sido construidos de forma artificial. Los últimos datos de la NASA sugieren que se trata de grandes escorrentías provocadas porque simultáneamente, y de forma misteriosa, se derritieron grandes cantidades de hielo. Algunos científicos señalan que aún podría quedar agua en el subsuelo e, incluso, se apunta la posibilidad de que exista en ella algún tipo de vida.

Dios de la guerra
La atmósfera desapareció también de Marte y eso provocó la oxidación de todos los materiales. De ahí el color rojo de sus rocas que brillan de forma intensa con la luz del Sol. Los antiguos se escalofriaban al observarlo desde la Tierra y pensaban que ese color se debía a la sangre vertida en cruentas batallas. Por eso se le denominó el dios de la Guerra. Sus dos satélites, Phobos y Deimos, descubiertos en 1877, significan Miedo y Terror en griego clásico.
«Esperamos tener suerte. Porque en Marte las tormentas de polvo son planetarias y si ocurre una no veremos los casquetes ni los canales. Pero creo que no va a suceder ninguna», asegura Alvaro García.
Por caprichos de las matemáticas que gobiernan las órbitas elípticas en las que se mueven Marte y la Tierra, en agosto de 2003 el planeta rojo se acercará a la Tierra más de lo que lo ha hecho en los últimos 6.000 años. «Pero después todos los que estamos vivos ahora moriremos sin volver a disfrutar de esa cercanía de Marte», se lamenta García.

 

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