La Matemática aplicada a la vida cotidiana |
La diferencia entre un texto escrito por un teórico de la enseñanza o por un enseñante radica, a mi juicio, en el referente que cada uno tiene en su cabeza a la hora de escribir, y aun cuando el hipotético lector hacia el que va dirigida la obra de ambos sea el mismo, nosotros los «profes», el teórico escribe para sí mismo y el enseñante para sus alumnos. Esto se hace patente, una vez más, en este libro. Y aun cuando el autor señale que va dirigido a los profesores, en muchas ocasiones, son los alumnos el objeto directo de sus disertaciones, lo que hace que su lectura resulte mucho más agradable y cercana a los que vivimos de o para esta profesión. El título del libro, y algunas de las intenciones manifestadas en su introducción, evocan los planteamientos de la «línea genovesa» dentro de la didáctico de las matemáticas que presentaron en Madrid Paolo Boero y Ana M.° Rossi en 1985 en representación del «Grupo de Investigación sobre la didáctico de las matemáticas y la formación científica en la escuela obligatoria» de la Universidad de Génova. Ideas con un marcado contenido social y humanista, al menos en cuanto a sus planteamientos, de las que participaba el autor en aquellos años y que resultaban sorprendentes por lo que suponían de severo contraste con la línea anglosajona de moda en ese momento, mayoritariamente aceptada por los miembros de los MRP y que a la postre acabaría imponiéndose. Recoge también el libro algunos elementos que el autor ha ido incorporando a su trabajo didáctico y que se han ido poniendo de manifiesto a través de sus cursos, artículos y colaboraciones periodísticas. Sobre todo y fundamentalmente, pero no exclusivamente, la incorporación de la prensa como recurso didáctico. No obstante, releyendo el título del libro a uno le asalta la duda de si la prensa forma parte de la vida cotidiana de nuestros alumnos. Es más: si la realidad de los demás, de los adultos en concreto, forma parte de su propia realidad. Es posible que en ambos casos la respuesta sea no. Precisamente por ello, el libro, y ésta es para mí su mayor aportación, hace propuestas para remediar esta situación al incorporar la información, no sólo de prensa, radio y televisión, sino incluso de la publicidad a la realidad del aula y por lo tanto de la vida cotidiana de los alumnos y alumnas, acostumbrándoles a someter, los datos en particular, y las noticias y anuncios publicitarios en general, al tamiz del análisis riguroso de sus contenidos. Junto a ello se incorporan otros temas «más matemáticos» que tocan la realidad de lo que habitualmente se admite como «vida cotidiana» de una forma tangencial. Y, aunque en la introducción el autor manifiesta que están tocados del mismo espíritu, éste queda diluido en una estética de marcado carácter puramente matemático. Por otro lado, me gustaría destacar dos cuestiones en las que coincido con el criterio puesto de manifiesto en la obra: la primera en su «elogio de la paciencia» como argumento didáctico, que construido sobre el referente de las palabras de Bruno Bettelhein alude al tratamiento de temas como el que ocupa el segundo capítulo del libro (los porcentajes). La segunda en el tratamiento que hace de la bibliografía: huyendo de la pedantería habitual de incorporar al final del libro (nunca se sabe muy bien en aras de qué oportunidad), una larga lista de obras de autores varios, españoles y extranjeros (por supuesto), va referenciando a lo largo del mismo aquellos que estima oportuno. Me comentaba alguien que había ojeado libro que los problemas que contenía no eran originales ni novedosos. Es posible, esto viene sucediendo desde que existen los problemas en matemáticas; si se quiere un buen ejemplo basta considerar una obra de principios de siglo (1904), que a buen seguro tampoco es original, En el reino del ingenio de E.I. Ignatiev para ver que muchos de los problemas de los innumerables libros de ingenio, de no menos innumerables y famosos autores, ya estaban allí. Lo cual no tiene por qué ser malo: si uno tiene un buen problema para ilustrar una situación ¿por qué buscar otro mediocre en aras de la originalidad? Por otro lado ¿quién tiene acceso a las ideas originales? ¿acaso no hemos aprendido todos gracias a las innumerables reediciones de las misma ideas? Es también muy posible que mi interlocutor, y constituye un defecto bastante extendido entre el profesorado de matemáticas, restringiese la lectura de un libro con problemas al enunciado de los mismos. En este caso, las ideas sugeridas, que constituyen el grueso de la obra, son a menudo más interesantes que los problemas propuestos en ella. Si bien es cierto que, como siempre, esa cualidad de ser interesantes y su proyección al aula dependen de la predisposición con que el lector se acerque a los distintos capítulos del libro. Una consideración más para terminar, referida a la portada. creo que ACE Disseny le hace un flaco favor al libro con ese diseño que genera bastante confusión acerca de las edades a las que va dirigido. Tampoco me gusta ni el aspecto economicista, quizás sólo monetarista, que parece conceder al tándem matemáticas-vida cotidiana, ni el aspecto frío del diseño con evocaciones al plástico y a la posmodernidad que sugiere un contenido más bien de tipo hipotético o teórico. : (Reseña tomada de la revista SUMA nº 20, 1995) Materias: prensa, resolución de problemas, publicidad, enseñanza, educación, matemática aplicada Autor de la reseña: Carlos Usón Villalba |
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